11.2.07

El evento de la semana (1 de 2)

El viernes asistí a una fiesta-cóctel en la Disney Store, en calidad de vip, que para eso trabaja mi sobrina allí y a mí me encanta todo ésto. El caso es que tras casi 4 meses que lleva abierta la tienda, no se había podido realizar hasta entonces una inauguración en condiciones: esto es, con el Mickey Mouse de Eurodisney presente. De modo que cuando me enteré de tal evento pensé “Será el día perfecto para estrenar mis nuevos y maravillosos zapatos de Zara”, que dicho sea de paso al fin conseguí. Si tanto me ha costado dar con ellos se ha debido única y exclusivamente a que (como reza la etiqueta del interior del zapato) se trata de una edición especial limitada. Manda huevos... Así que ya lo sabéis, el principal motivo que yo tenía para ir a la fiesta era para ésto… ¡y por supuesto para comer y beber de gratis!
















Las niñas iban disfrazadas de princesas, con unas coronas que para sí quisiera alguna drag queen. Y bueno, unas estolas de plumas con purpurina que harían la envidia de Marujita Díaz. Más que disfrazadas iban travestidas. Y lazos, muchos lazos de telas brillantes y colores imposibles. Y niños disfrazados de Stitch o Nemo, que tú decías “¿En qué momento de la fiesta se me ha abducido y en qué planeta me encuentro?”.
















Y si mis zapatos eran bonitos, al ver los del mago que amenizaba (o mejor dicho, trataba de amenizar) la velada, sentí una envidia gigantesca y sólo deseé que se tropezara entre los lazos y las estolas de plumas de las travestis estas para entonces quitárselos a toda prisa y traérmelos a casa. Pero no hubo suerte.
















Descubrí la “mesa de mezclas” y me coloqué súper pegado a ella… en ese mismo momento tuve claro que lo iba a pasar pipa en compañía de todos estos amiguitos, travestis o no, que correteaban por todas partes y cuyos padres tenían caras de estar pensando “¡¿Cuándo van a sacar ya la bebida y la comida?!”. Me entró un poco de miedo al ver las hordas paternas y me aseguré mi posición de ataque junto a la sección de bragas rosas, moníiiiisimas.
















A la tercera copa de vino tinto mi hermana me dijo “Deja de beber. Tienes que conducir y mi hijo va contigo”. Pero yo me divertí mucho hablando con los peluches y contándole a las muñecas de las princesas Disney que se dejaran ya de tanta tontería cursi y practicaran un poco más de kamasutra con sus respectivos príncipes. Blancanieves dijo algo así como que me iba a meter la manzana por el culo. Entonces cogí y me fui a comer… más. Una reja impedía el paso a la tienda y la gente de fuera se detenía a comprobar qué ocurría dentro. A mí me encantaba esa actitud de “Jajajajaja, ¡yo estoy dentro, vosotros no!”. Qué súper chulo, en serio... (Sigue aquí).

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