(Viene de aquí)
Apareció el ratón. Justo antes habían aparecido las fuerzas vivas de la ciudad (el alcalde y compañía). Les dije a mis sobrinos “Ya veréis como cuando sale empieza a saludar de un modo súper cursi”. Y el ratón salió y empezó a saludar de un modo súper cursi, como sólo un ratón podría hacerlo. Mi sobrina añadió “Quitémosle la cabeza y que todos los niños rompan a llorar”. Mi hermana se puso a grabar a Mickey y los de Disney le llamaron la atención. “Señora, no se puede grabar a Mickey”. Qué bochorno… En la foto, Mickey zarandeando a una niña travestida de ratona cabaretera: “¡Mírame a los ojos fijamente sin sentir terror por un momento y dime que el hijo que esperas es mío!”.
Los de Disney, conscientes de tanto transformismo, contrataron a Mario Vaquerizo para hacer de extra durante la fiesta… Como veis aquí abajo, eligió un sofisticadísimo tocado de Philip Treacy.
En un rincón descubrí el que será el nuevo camisón-combinación de Cenicienta para las noches de pasión desenfrenada de mi querida Mara. A su lado se encontraba el vestido de Alicia que llevaré el jueves próximo a mi clase de spinning con el profe que, tras la BSO de “Moulin Rouge!”, ahora nos pone a Merche, Westlife, Paris Hilton y George Michael… ¡qué g(u)ay!
Y bueno, ya tras mucho comer, tras mucho beber y tras mucho colorín colorado, uno llega a su casa y al quitarse los zapatos descubre que éstos destiñen. Si es que no puede ser: mucho Zara, mucho charol, mucho precio prohibitivo y mucha edición especial limitada, ¡pero tú no t’as librao, bonita!
Así que, para no desentonar con el resto de la jornada, decides dejarte de charoles, terciopelos, celebridades y demás fuerzas vivas de la ciudad presentes en la fiesta Disney, y te colocas una camiseta heavy, unos baggy jeans y te largas a casa de tu amiga H. para llegar a tu casa a las tantas de la madrugada con 2 botellas de tinto de verano en el cuerpo... ¡Feliz comienzo de semana!