27.5.06

Ideas suicidas VS Ideas creativas

















El otro día un conocido mío me confesaba vía email que disfrutaba enormemente leyendo mi blog y que era una pena que no escribiera todos los días, vamos, lo que se conoce como un diario en el sentido estricto de la palabra. Nunca pensé en hacer algo semejante, no porque me parezca mal, sino porque en cualquier caso eso lo dejaría para la intimidad, para satisfacción personal como ya hice en cierto momento de mi vida. Amén de que no creo que mis vivencias tuvieran interés alguno para los demás, ya que llevo una existencia de lo más tranquilita y sencilla, con mis momentos alegres y mis bajones. Y hablo desde mi posición de desinterés absoluto hacia aquellas bitácoras en las que una persona narra su día a día en plan “hoy he hecho esto, luego lo otro y más tarde aquello”. Aquí sólo narro cosas que me parecen curiosas y dignas de plasmar, porque lo cierto es que, aunque parezca lo contrario (y mira que lo parece), no me gusta contarlo toooodo acerca de mí mismo. Esto, unido al hecho de que unas veces actualizo casi a diario y otras pueden pasar semanas sin que me asome por aquí, pondrán sobre aviso y darán una idea lo que se cuece en Rayos D a todos aquellos lectores que acaben de descubrir este espacio.

Esta semana ha sido una de esas en las que los ánimos están afiladísimos y los días pasan leeeeentos y tediooooosos, con dolores de cabeza, vista muuuy cansada, descontrol climático, noches intermitentes (ahora-me-desvelo-ahora-me-duermo-ahora-me-vuelvo-a-desvelar…), cansancio y mucho trabajo. Con mi humor de perros y mi autoestima por los suelos por razones que ahora no vienen al caso, decidí que era el momento perfecto de tragarme no lo que hubiera deseado, pero sí dos películas que tenía pendientes de ver: “Charada” y “Eva al desnudo”. Debo decir que me han gustado mucho, aunque es bastante frecuente que el cine antiguo me guste siempre. Sé que ambas películas son del (súper) agrado de Fanmakimaki, y que la segunda es todo un icono para Coxis (cuando escuché la famosa frase del corazón de la alcachofa me acordé ipso facto de tu blog). De “Charada” me encantaron los títulos de crédito, tan psicodélicos ellos.

El jueves volvimos a la casa de la playa de mi jefe. Allí hay muchas obras por archivar y es mejor quitárnoslas de encima cuanto antes (ergo: antes de que empiece el verano y aquello se llene de gente). Lo pasé francamente mal porque no había dormido n-a-d-a y tuve que aguantar más de una hora de trayecto en coche con un horrible cd de los Pixies, que parecían estar invocando al diablo, y con la verborrea desatada de otro de mis compañeros, que es el típico que no se calla ni debajo del agua y que parece temer los silencios. Horrible. Mareo absoluto y náuseas. Pero el viaje podía ir a peor, ya lo creo: regresar a Murcia con el verborreico más desatado aún y un cd de DIECINUEVE canciones, DIE-CI-NUE-VE, del infumable Tom Waits. Os juro que no me hubiera importado saltar del coche a más de 120 km/h y que me hubiese atropellado el camión que circulaba detrás. Yo, por mi parte, estoy escuchando mucho a Liz Phair, así como el último disco de Christina Rosenvinge, “Continental 62”, que me parece muy bonito, ídem respecto a su web.

Y entre unas cosas y otras Madonna se crucificaba a principios de semana en una cruz con cristales de Swarovski valorada en 20 millones de dólares ni más ni menos, inspirándose en un cuadro de Dalí. Sus conciertos ya no son lo que eran, pero debo reconocer que estoy entusiasmado con su look de amazona sadomaso. Me están entrando ganas de plagiarla… avisados estáis.

23.5.06

Especímenes





















No hace mucho conocí a una persona que a las pocas semanas ya me estaba exigiendo que le mandara mensajes, que me preocupara cuando estuviera mal o que le devolviera las llamadas. Yo me sentí muy incómodo y un tanto absurdo porque no consiento que nadie me obligue a hacer el tipo de cosas que salen de modo natural, y mucho menos alguien a quien no hace ni un mes que he conocido. No soporto que la gente se tome ciertas confianzas conmigo sin apenas conocerme, y éste era de esos que a los dos días ya te está diciendo que eres su mejor amigo y que te quiere mucho. Pero él no pensaba únicamente en una hipotética amistad; quería una relación. A mí no me gustaba, por mucho que se pareciera a cierta y bella estrella del celuloide, y además no era de mi ciudad, y si lo he pasado relativamente mal teniendo una relación con alguien que vivía a veinticinco minutos en coche de mí, pues peor aún si salgo con alguien que vive a cuatro o cinco horas en tren. No. Y además es imposible. Consideraba que sus problemas eran más grandes que los de los demás, mientras que los de los demás (¿repetitivo yo?) eran, en palabras textuales, "una auténtica gilipollez, un sinsentido".

Por San Valentín llegaron mensajes de felicitación ante mi masivo estupor, las llamadas se producían constantemente. Apagaba el móvil y al encenderlo tenía varias llamadas perdidas y algún que otro sms. Yo empecé a cansarme de semejante control y de tantas tonterías y dramatismos, porque este chico era experto en hacerte sentir culpable de su malestar (de repente se ponía a llorar y hablaba de un modo apocalíptico que casi daba vergüenza ajena), y también gusta(ba) de contarle al mundo entero sus sentimientos y estados de ánimo con todo lujo de detalles, y para mí la discreción es una virtud. "No tengo por qué aguantar ésto", me repetía a mí mismo. Y como no tenía ninguna necesidad de aguantarlo, me quité de enmedio.

Meses antes de esta historia, precisamente el verano pasado, que estaba yo todo mono con mi bronceado y mi corte blanco del bañador, conocí a otro personaje aún "mejor". Este chico en cuestión había participado en un reality televisivo de grandísima tirada y consiguió sus 5 minutos de gloria, pero nada más. Él pensaba que seguía siendo reconocido por la calle, en los bares, en las tiendas... pero no era así. Me dio pena. Me recordó a la película "El crepúsculo de los dioses", que narra la historia de una actriz, grande en su tiempo, que un día decide retirarse y cuando planea volver nadie quiere trabajar con ella, amén de que la mayoría ni siquiera la recuerda. Ella se pasa todo el rato pensando que la gente jamás le perdonó que se retirara de la escena pública y al descubrir que ha caído en el olvido se vuelve loca. Lo de este chico no era tan grave, pero sí es cierto que seguía pensando que la gente le adoraba. Y ni siquiera le miraban. El caso es que fue él quien se acercó a mí y me invitó a uno de mis cócteles favoritos del verano (batida de coco con piña y mucho hielo). Me sentía como en un capítulo de "Sexo en Nueva York", porque encima no faltaron halagos y piropos por su parte... evidentemente lo que quería era llevarme a la cama, ni más ni menos, y además lo hizo de un modo directo. Lo volvió a intentar noches más tarde, pero volvió a recibir la misma negativa. Pensaba que por ser quien era tendría todas las puertas abiertas. No le di ni siquiera un beso. No me gustaba nada en absoluto.

Es verdad eso que dicen que es fácil conseguir besar a alguien, acostarte con alguien o salir con alguien. Sí, lo corroboro. Siempre y cuando no tengas escrúpulos y no te importe hacerlo con el primero que llegue, sea como sea y quien sea. Yo no soy una persona extremadamente exigente, no es difícil que alguien me guste porque no me siento atraído por los supermodelos o similares, pero siempre he tenido bastante claro que no voy a hacer nada, sólo por el hecho de hacerlo, con gente que no me atrae nada. No es mi estilo.

Y por cierto, no os molestéis en preguntarme quién era tal famoso porque no lo voy a decir ;)

18.5.06

Postales desde el filo





















Como cantaba Christina Rosenvinge, "hace tiempo tuve una amiga a la que quería de verdad", sólo que esta vez hay que cambiar el género. Mi amigo O, de Barcelona, uno de mis más íntimos a pesar de la distancia. Incontables veces ha estado en mi casa. Incontables veces he estado en la suya. Y qué mal lo pasábamos cuando había que despedirse, Dios mío...

Cuando la gente a la que quieres no está a tu lado se buscan maneras de hacer la historia más llevadera. En este caso O y yo nos valíamos, en primer lugar, de la correspondencia postal y el teléfono. Ayer, casualmente, Fanmakimaki dedicó un post a esto mismo que estoy diciendo y que llevaba preparando desde hace unos días. La imagen que ilustra este post, por cierto, es un diseño mío.

Lo que nos mandábamos O y yo no eran cartas precisamente. Eran minilibros a los que bautizamos como extensiones debido a su contenido. Los míos, como podéis figurar, contenían portadas hechas a mano por mí mismo con dibujos que no tenían desperdicio (desde flores hasta starlettes, pasando por dibujos de medicina o logotipos reversionados). Las extensiones siempre tenían un título, porque cuando digo que eran minilibros lo digo en serio, y al final incluíamos un apartado de agradecimiento especial (a modo de coña, por supuesto) en el que poníamos a los artistas que nos habían inspirado en ese envío postal.

Con el tiempo las extensiones llegaban en paquetes en lugar de hacerlo en sobres. Paquetes de tamaño variado: unas veces eran cajas de bombones, otras de zapatos, otras más a lo bestia... Aparte de nuestros libritos, nos mandábamos cualquier cosa que despertara la risa del otro: desde una Barbie de mercadillo hasta un ejemplar del Hola! con anotaciones en cada página criticando a quien apareciera en ella, cd's que habíamos pillado en una súper oferta y sabíamos que el otro lo iba buscando, películas en vhs que nos prestábamos durante un tiempo (pelis normales, no hablo de porno ahora mismo), flyers ultra modernos, revistas de difusión gratuita tipo Shangay Express, chicles o chucherías sueltas desparramadas por toda la caja a modo de adorno, etc... Recibir uno de esos paquetes era poner una sonrisa antes incluso de abrirlos, porque sabías que dentro podías encontrar cualquier cosa, y siempre súper interesante. La gracia residía en que ya no esperábamos a que el otro contestara, sino que nos enviábamos cosas a medida que nos apetecía. En una semana llegué a recibir 3 paquetes de mi amigo O.

Hoy, 11 años más tarde, las cosas han cambiado. Vivimos acelerados y no me molestaría ni siquiera en pegar un sello, si bien es cierto que a mí escribir me encanta, y además disfruto viendo mi letra. Me gusta cuando el bolígrafo se desliza sobre el folio en blanco, y sigo haciéndolo, pero quizás no tanto como antes, porque me resulta mucho más cómodo y menos perezoso hacerlo en el pc, donde si te equivocas sólo tienes que darle a una tecla. Ahora mismo me vería incapaz de hacer una de aquellas "extensiones" nuestras. Voy más a lo práctico. Y si ya me cuesta tener que contestar un email......

La ciencia avanza y yo también.

17.5.06

Comportamiento perturbado















En el mismo momento que uno reconoce que no es perfecto y acepta sus (numerosos) defectos, es cuando puede hablar de los del resto. O dicho de otra manera: este es mi blog y critico lo que a mí me dé la gana.

Hay varias conductas humanas que me sacan de quicio.

Empezando por el tema monetario, uno de esos comportamientos, y empleando un "yo" mayestático, es el de tener que decir siempre cuánto te ha costado algo que te has comprado, y si es un precio irrisorio, mejor que mejor, por así es como si se hiciera ante el mundo una justificación del tipo "sí, vale, me he comprado tal cosa pero mirad qué poco me he gastado". Hay otra vertiente: gente que siempre te pregunta cuánto te ha costado tu última adquisición o cuánto cobras en tu trabajo. Datos que no soporto dar. Hay personas que ganan buenos sueldos y aún así miran cada moneda. Ese tipo de gente que quiere comprarse un determinado artículo y que, antes de hacerlo, se recorre todas las tiendas de la ciudad para ver dónde le cuesta medio céntimo menos. Otro sujeto es aquel que colecciona cupones a diestro y siniestro, chapas de bebidas, anillas de refrescos o lo que sea para conseguir descuentos de la mitad de la mitad de la mitad de un céntimo (es un decir) en la compra de otro refresco. O aquel otro que rellena encuestas vía Internet y se registra en miles de páginas porque, al hacerlo, le regalan 2 o 3 irrisorios euros.

Yo sigo pensando que cada uno puede obrar como guste, que para eso es su vida. Lo que yo más o menos critico aquí es cuando el dinero se convierte en una obsesión, en mirar cada moneda por arriba y por abajo y en desgastar la suela de los zapatos a la hora de llevar a cabo la empresa de buscar el más barato todavía cuando perfectamente podrían comprarlo en el primer sitio que visitaran. Y estoy hablando de la gente que puede permitírselo, porque obviamente hay personas que apenas tienen para subsistir y no se van a comprar lo primero que pillen.

Otros comportamientos que me sacan de quicio: la gente que habla por hablar (ergo, verborrea incontenible), las preguntas absurdas del tipo "¿te has cortado el pelo?" cuando tras haber llevado una melena a lo Pantoja te rapas al 1, por poner un ejemplo; el afán de (comisión) caza y captura de los dependientes de El Corte Inglés, que no te dejan respirar y a veces te hacen sentir como si fueras un delincuente sin haber delinquido; que la gente a la que felicitas un cumpleaños vía sms o email no tengan la educación de agradecerte el detalle, alegando que si tuvieran que agradecérselo a todo el que los felicita...... Que haya gente que aún teniéndolo todo no dejen de quejarse y también el interés de algunas personas a acercarse a ti cuando a ellos les interesa. Tengo "amigos" que sólo se suelen poner en contacto conmigo cuando necesitan saber dónde pueden comprar tal cosa o si yo sé a qué precio está tal otra. Lo más gracioso del tema es que, cuando lo hacen, primero te hacen una introducción tipo "holaaaaa, ¿qué taaaalll?", para inmediatamente lanzar las preguntas, y una vez contestadas se diluyen y no vuelves a saber nada de ellos hasta la próxima duda. Razón por la que cuando se vuelven a acercar tú tienes esa actitud impasible y a la defensiva, en plan "a ver cuándo lo suelta". ¡Qué frescos! Y ya por último, un comportamiento que me revuelve las tripas es el de las personas con pareja que se comportan como si vivieran en un microcosmos donde todo es perfecto e ideal, y que la vida de los demás len importa una mierda y que cuando alguien les viene con un problema a ellos les parece súper absurdo y súper tonto y súper fácil de solucionar y "súper paso de todo porque yo soy súper feliz y todo lo veo súper bien".

Hoy estoy particularmente enganchado a "Pequeño vals" de Marlango, cuyo segundo disco me dejó bastante frío en comparación con el primero. Y en Proceso Estático inicio serie nueva: yo sin camiseta y con luces mágicas (hago la aclaración de indumentaria a ver si así me dejan más mensajes).

13.5.06

De armarios y logros





















He sacado del armario la ropa que ya no me viene y he ordenado las camisetas por colores. Han quedado dignas de foto, como un arco iris. Le he dado a un amigo las pelis porno que tenía en VHS porque no las quería seguir teniendo allí dentro, y también he descubierto, al fondo del todo, una botella de ginebra, otra de whisky y tres de Absolut Vodka (clásica, mandarina y cítricos)… casi nada. Las guardaría por algún valor sentimental, porque yo para estas cosas soy demasiado fetichista, o quizás porque aún dan para una copa.

Ayer viernes por la mañana al salir del trabajo me encontré con una amiga a la que no veía desde hace casi 3 años y me hizo muchísima ilusión. Prácticamente estuvimos abrazados todo el rato. Es una de esas personas a las que estarías achuchando todo el rato, y mira que yo soy poco cariñoso. Amiga de mi ex. Tras el gran desenlace del cuento de hadas ella ha seguido en contacto conmigo, y eso se agradece, porque uno siempre tiene la sensación de ser únicamente “el novio de” para los amigos de tu pareja. En el momento de encontrarnos, yo me iba peleando con los auriculares de mi iPod, que se habían enrollado y no había manera de soltarlos. Cuando conseguí ponerlo en marcha la canción que sonaba era "Queen of the new year" de Deacon Blue, y combinaba perfectamente con el buen tiempo que hacía y mi estado de ánimo.

He conseguido que mi compañero de trabajo ya no fume en mi presencia desde el miércoles. Todo un logro Ahora me voy a casa echando el mismo olor a vainilla, sándalo o frambuesa (depende del día) que cuando salgo de ella. Se lo contaba a mi querida Mara Jade el otro día y me decía entre risas “¡haciendo amigos en el trabajo!”, pero debéis saber que el trato que tiene conmigo sigue siendo el mismo. Además, a mí me daría igual en cualquier caso. Nunca voy a los sitios pensando en hacer amigos, sino a hacer lo que debo y punto. Eso sí, para que nadie piense mal, yo siempre ofrezco un trato agradable y educado, pero que no se espere de mí que acuda a comidas/cenas de empresa, a almorzar con los compañeros, etc… No me gusta eso por la sencilla razón de que uno se siente con una obligación acojonante de llevarse bien y tener que relacionarse/departir con personas que no te agradan. En el mismo momento en que a mí me imponen algo yo salgo por piernas. A mí me gusta relacionarme con la gente, ojo, pero sin presiones ni hipocresías. Y cuando yo estoy a gusto, no os quepa la menor duda que salgo, entro, voy, vengo, meto y saco (bueno, esto menos, la verdad…)

Mis dos últimos discos son "It's never been like that", del grupo francés Phoenix, que a mí me encantan y con este disco me han decepcionado ad infinitum, y otro no tan nuevo y que no sé qué seguía haciendo yo sin él a estas alturas: “Superstition” de Siouxsie and The Banshees, que incluye mi canción favorita de ellos, “Kiss them for me”. El jueves me quedé a medio de ver “El crepúsculo de los dioses”, que llevaba años detrás de ella. Película que contiene frases tan míticas como “Soy grande. Es ahora que las películas son pequeñas” o “Bien Sr. DeMille, estoy preparada para mi primer plano”. La primera vez que aparece Gloria Swanson me recordó a Siobhan Fahey en el vídeo “Goodbye cruel world” (mi favorito) de Shakespear’s Sister, que también rinde tributo a otras películas como "Eva al desnudo" y "¿Qué fue de Baby Jane?". Eso hizo que quisiera seguir viéndola con más ganas de las que ya tenía porque, como buen mitómano, me encanta cuando mis artistas favoritos hacen estas cosas. Pero bueno, misión abortada porque unos amigos míos me secuestraron para ir a cenar de improviso. Bocaditos de queso Brie con mermelada de arándanos, pechuga de pollo con alioli, tortilla de patatas con sobrasada untada y jamón con nueces y queso roquefort. Y agua, mucha agua mineral para mí, que ya me he dejado los vicios.

Hoy voy de negro y naranja. La chaqueta es color verde manzana. Me voy de compras con mi amiga H. Llevo en el coche "Haunted", el último cd de Poe (Gatchan, investiga, a ver si te gusta). Y en Proceso Estático, mi fotoBlog, símbolos en el cielo, presagios fashionistas, caprichos de la ingeniería arquitectónica pasados por mi túrmix particular.

11.5.06

Sci-Fi



















Hay páginas web que te ofrecen la contraseña y el nombre de usuario para poder acceder por la cara a páginas de pago. Es una sensación alucinante, como colarte en un sitio sin hacer cola y sin que el portero se dé cuenta (como me pasó en una fiesta En Plan Travesti, que no pagué los 12 euros de rigor), o como cuando te devuelven dinero de más en una tienda y tú te callas como una puta. Te pones a investigarla todo ilusionado y a las 2 o 3 horas ya te has visto toda la página web al completo, ahí es cuando pierdes todo el interés y te desinflas como un globo. Página desechada.

Creo que eso es lo que le pasa a mi jefe en su vida: es como una página web de pago a la que ha conseguido entrar por el morro, y lo tiene todo tan al alcance de su mano que en un instante ya no le queda nada más por hacer.

Ayer me tocó ir a la casa que tiene en la playa para archivar parte de lo que tiene allí. El término casa no sé si funciona en este caso. Me apetece más decir residencia de verano: las tres últimas plantas com-ple-tas de un edificio a-lu-ci-nan-te-men-te grande. Lo que yo vi ayer no lo he visto ni siquiera en las películas de ciencia ficción. Es una casa inteligente, con un sistema que cuesta 100 millones de las antiguas pesetas. Lo mejor es que cada determinado tiempo, unos ambientadores situados estratégicamente perfuman cada estancia con un agradable y suave olor a canela (en los aseos ocurre ésto mismo cada vez que abres o cierras la puerta). Es una de esas casas con cuartos de baño como los que hay en las discotecas de diseño. El que yo vi era todo en rojo y negro, precioso. Las luces se iluminan según vas acercándote y donde yo estaba archivando libros, cada vez que se escondía un poco el sol, el foco que tenía sobre mí se volvía más potente... ¿para qué seguir? Estaba rodeado de varios (feísimos) cuadros de Tàpies y, mi favorito, una vaca roja enoooooorme de Antonio de Felipe. Estamos hablando de una persona a la que el museo Guggenheim le ha pedido prestadas sus (horrorosas) esculturas de Chillida para completar una exposición sobre el autor. Estoy hablando de una persona que, si quisiera, podría comprarse una isla y empapelarla de naranja, y que ni siquiera así aparece en la lista de los hombres más ricos y poderosos de España, por lo que entonces me da miedo pensar lo que podrían comprar los que sí aparecen. En semejante casa también me gustarían a mí los veranos.

A lo que íbamos: tanto poderío no sirve de nada, porque a esa casa van muy de uvas a peras, pero muy mucho de uvas a peras. El gimnasio, catalogado como mejor que cualquier gimnasio que haya en la ciudad, no se usa, al igual que las tres saunas o el jardín chino de la última terraza. Su estatus, al que ninguno de nosotros podríamos llegar jamás de los jamases, le permite adquirir al instante lo que quiere. ¿Qué pasa con ésto? Todos lo sabemos: no se aprecia su valor. Es como la página web de la que has obtenido sin esfuerzo los datos necesarios para acceder a ella sin pagar un duro. Así es la vida de esta gente y, sobre todo, de quienes le rodean.

¿Alguien la querría? Yo, al igual que otras, por supuesto que SÍ, a ver qué os pensábais...

Y para sci-fi de la buena, visitad Proceso Estático y podréis verme de expedición en la Luna.

8.5.06

Humo

















Mi lugar de trabajo actual tiene algo bueno y algo malo. Lo bueno es que mi compañero y yo estamos en un piso que sirve de almacén de las colecciones de nuestro jefe. Al estar aquí carecemos de vigilancia e imposiciones, por lo que siempre podemos salir un poco antes y llegar un poco después sin temer reprimenda alguna. Lo malo es que mi compañero puede fumar a sus anchas porque aquí no hay prohibición. Me quejo de ésto, porque a pesar de que el cenicero lo tenga puesto en el alféizar y saque el brazo por la ventana para que no me moleste, el olor a tabaco es insoportable y casi siempre tengo que cerrar mi ventana porque el humo viene hacia mí y me lo trago enterito. ¿A esto se le llamaba garganta profunda, no? Mis amigos dicen que no debería quejarme ahora de eso, porque cuando yo fumaba ellos se han tenido que tragar también carros y carretas, pero esa no es mi culpa, queridos míos: que se hubiesen quejado a su debido tiempo y yo habría fumado en otra parte, no te jode.

Estoy traduciendo miles de biografías de los autores que debo archivar, ¡y lo estoy haciendo en inglés, francés, italiano, catalán y alemán! Me estoy transformando en algo extraño, sí... y como últimamente estoy/me veo/me ven tan en plan tío buenorro (que ya me tocaba, no es por nada), sólo me faltaba volverme ahora el chico más culto de Murcia para ser todo un partidazo... ¡¡¡y no tiene novio, oiga!!!

He archivado una colección de libros de los años 60/70 que ya está descatalogada. Lo más curioso es que hay libros de algunos autores, como por ejemplo H.G. Wells, que no han vuelto a ser traducidos al español y que tampoco han aparecido en ninguna otra colección. Auténticas reliquias y objetos de coleccionista... que al tocarlos te picaba todo el cuerpo. Fue mortal.

Mi jefe encuentra defectos en cualquier cosa, y como supongo que conmigo aún no hay confianza por aquello de que soy el nuevo, se los saca a mi compañero (el programador de la empresa). Ya me advirtieron al respecto, haciendo hincapié en que no debía esperar alabanzas de ningún tipo, que él era muy perfeccionista y que lo examinaba todo, y caso de que no hubiera ningún fallo, él siempre lo acababa sacando. A mí me da igual, a ver si me entendéis, ¿para qué tomárselo a mal?. A mí que me paguen cada mes y punto. Como si me quieren sodomizar.

En Proceso Estático, que por si alguien no lo sabe aún es mi fotoBlog, ya está puesta toda la serie dedicada al Escuadrón Asesino Víbora Letal versión Marsónico.

Pasada la fase Najwa, últimamente escucho mucho en mi iPod a Towa Tei y a Portishead, nada que ver uno con otros. Me gustan mucho los tres primeros trabajos del japonés, aunque quizás "Last century modern" fue el que menos captó mi atención. "Future listening!", "Sound museum" y "LCM" Me recuerdan muchísimo a lo que hacía con Deee-Lite, uno de mis grupos imprescindibles en los 90. Para nostálgicos de los 80 recomiendo la canción "Valerie" de Stevie Winwood, cuyo estribillo ("Valerie, call on me/Call on me, Valerie") sampleó Eric Prydz en esa pesadita/rayante canción house de hace meses cuyo vídeo-clip transcurría en una clase de aeróbic plagada de chicas con unos movimientos y unos primeros planos que más que de gimnasia parecían de peli porno.

5.5.06

Copiones 1











"Hable con ella" (Pedro Almodóvar) / "Duets" (Barbra Streisand)











"Chenoa" (Chenoa) / "Caricias al alma" (David Bustamante)











"Erotica" (Madonna) / "Erotica" (The Darling Buds)











"Nada es igual" (Chenoa) / "Bare" (Annie Lennox)











"Desconocida" (Marta Sánchez) / "Ray of light" (Madonna)











"Schizophonic" (Geri Halliwell) / "Ray of light" (Madonna)











"Metamorfosis" (Efecto Mariposa) / "In blue" (The Corrs)

2.5.06

Je suis très chic!





















Fuera falsas modestias: me considero el chico mejor vestido que conozco. Y ya hay quien me ha pedido matrimonio y todo.

Hay gente que no es muy dada a arreglarse, y peor aún, chicas que no cuidan eso. Mujeres que para ir a cenar a un restaurante se presentan con camiseta, vaqueros y deportivas, y el pelo sujeto con una pinza de plástico grandota, que me parece el invento más hortera de todos estos siglos. Perdonad el inciso, pero súbitamente recuerdo a Carrie Bradshaw en aquel capítulo de “Sexo en NY”, horrorizada ante la visión de una señora con una cola sujeta por una goma para el pelo. Hay accesorios que nunca deberían haber sido patentados…

Cuando veo a una chica que siempre va vestida como si fuese a hacer footing o aeróbic mi reacción más inmediata es pillarme un cabreo casi masivo. Que un chico sepa qué ponerse para según qué ocasión y una chica no, demuestra, una vez más, que el mundo se está volviendo loco.

Mi sobrina (18 años) tiene un estilo personal que refleja todo lo que le gusta y todo ese universo de películas y discos y demás parafernalia que la ha rodeado desde que era pequeña. Es tan mitómana como yo y cuando se compra algo siempre hace la referencia pertinente: “¡Qué vestido tan bonito! Me recuerda a ‘Grease’, cuando hacen el concurso de baile en el instituto”, o “Me encantan estos zapatos, parecen los de Audrey Hepburn en ‘Vacaciones en Roma’”.

Me gustan las personas que se molestan en cuidar algo tan importante como son los complementos. Hay algunas que se pasan tres pueblos y van de compras como si fuesen de boda, con faldas adamascadas, taconazos de aguja y pelos recién salidos de la peluquería. A esas me gusta observarlas y pensar en lo que pasará por sus cabezas antes de salir a la calle, cuánto tiempo dedicarán a acicalarse tantísimo y de qué famosa o revista se habrán copiado. Me divierten, pero también me asquean. Es ese porte de ir demostrando que ellas pueden más que otras, que son ricas y que se pueden permitir el lujo de ir a comprar al supermercado con un bolso plagado de CH’s, que dicho sea de paso me tienen ya hasta el moño y me parecen el colmo de la vulgaridad.

No hay nada más hortera que llevar un bolso con el Gucci, el Dior o el CH (Carolina Herrera) a la vista de todo el mundo y que, para colmo, el dichoso logo esté multiplicado por 100. ¿No saben, señoras mías, que esos bolsos, esas marcas, esos cinturones ya están totalmente devaluados después de que los moros los vendan, perfectísimamente falsificados, por cuatro duros? ¡Por el amor de Dios, si hasta la maruja más maruja tiene ya un Louis Vuitton!

Si tan poderosas sois, hacedme caso e invertid en un precioso bolso Kelly de Hermés y dejaos de tonterías. Esos aún no han sido falsificados.