En el mismo momento que uno reconoce que no es perfecto y acepta sus (numerosos) defectos, es cuando puede hablar de los del resto. O dicho de otra manera: este es mi blog y critico lo que a mí me dé la gana.
Hay varias conductas humanas que me sacan de quicio.
Hay varias conductas humanas que me sacan de quicio.
Empezando por el tema monetario, uno de esos comportamientos, y empleando un "yo" mayestático, es el de tener que decir siempre cuánto te ha costado algo que te has comprado, y si es un precio irrisorio, mejor que mejor, por así es como si se hiciera ante el mundo una justificación del tipo "sí, vale, me he comprado tal cosa pero mirad qué poco me he gastado". Hay otra vertiente: gente que siempre te pregunta cuánto te ha costado tu última adquisición o cuánto cobras en tu trabajo. Datos que no soporto dar. Hay personas que ganan buenos sueldos y aún así miran cada moneda. Ese tipo de gente que quiere comprarse un determinado artículo y que, antes de hacerlo, se recorre todas las tiendas de la ciudad para ver dónde le cuesta medio céntimo menos. Otro sujeto es aquel que colecciona cupones a diestro y siniestro, chapas de bebidas, anillas de refrescos o lo que sea para conseguir descuentos de la mitad de la mitad de la mitad de un céntimo (es un decir) en la compra de otro refresco. O aquel otro que rellena encuestas vía Internet y se registra en miles de páginas porque, al hacerlo, le regalan 2 o 3 irrisorios euros.
Yo sigo pensando que cada uno puede obrar como guste, que para eso es su vida. Lo que yo más o menos critico aquí es cuando el dinero se convierte en una obsesión, en mirar cada moneda por arriba y por abajo y en desgastar la suela de los zapatos a la hora de llevar a cabo la empresa de buscar el más barato todavía cuando perfectamente podrían comprarlo en el primer sitio que visitaran. Y estoy hablando de la gente que puede permitírselo, porque obviamente hay personas que apenas tienen para subsistir y no se van a comprar lo primero que pillen.
Otros comportamientos que me sacan de quicio: la gente que habla por hablar (ergo, verborrea incontenible), las preguntas absurdas del tipo "¿te has cortado el pelo?" cuando tras haber llevado una melena a lo Pantoja te rapas al 1, por poner un ejemplo; el afán de (comisión) caza y captura de los dependientes de El Corte Inglés, que no te dejan respirar y a veces te hacen sentir como si fueras un delincuente sin haber delinquido; que la gente a la que felicitas un cumpleaños vía sms o email no tengan la educación de agradecerte el detalle, alegando que si tuvieran que agradecérselo a todo el que los felicita...... Que haya gente que aún teniéndolo todo no dejen de quejarse y también el interés de algunas personas a acercarse a ti cuando a ellos les interesa. Tengo "amigos" que sólo se suelen poner en contacto conmigo cuando necesitan saber dónde pueden comprar tal cosa o si yo sé a qué precio está tal otra. Lo más gracioso del tema es que, cuando lo hacen, primero te hacen una introducción tipo "holaaaaa, ¿qué taaaalll?", para inmediatamente lanzar las preguntas, y una vez contestadas se diluyen y no vuelves a saber nada de ellos hasta la próxima duda. Razón por la que cuando se vuelven a acercar tú tienes esa actitud impasible y a la defensiva, en plan "a ver cuándo lo suelta". ¡Qué frescos! Y ya por último, un comportamiento que me revuelve las tripas es el de las personas con pareja que se comportan como si vivieran en un microcosmos donde todo es perfecto e ideal, y que la vida de los demás len importa una mierda y que cuando alguien les viene con un problema a ellos les parece súper absurdo y súper tonto y súper fácil de solucionar y "súper paso de todo porque yo soy súper feliz y todo lo veo súper bien".
Hoy estoy particularmente enganchado a "Pequeño vals" de Marlango, cuyo segundo disco me dejó bastante frío en comparación con el primero. Y en Proceso Estático inicio serie nueva: yo sin camiseta y con luces mágicas (hago la aclaración de indumentaria a ver si así me dejan más mensajes).