Los apestados de la sociedad, los raros, los amargados, los solitarios, los “pobrecitos” o los “ya verás como a ti también te llega”… Los solteros no parecemos estar bien vistos en un mundo donde todo parece estar hecho a medida de las parejas. Harto de que vayas a una pastelería y encuentres tartas con forma de corazón y la leyenda “Tú y Yo”, o que te metas en una tienda y sólo se promocionen los regalos para enamorados o, más catastrófico aún, la semana de los enamorados, o que en determinados restaurantes o bares hagan ofertas a personas que mantienen una relación sentimental con alguien, ¡¡¡o que incluso el logotipo de Google cambie (pero debo reconocer que es chulísimo)!!!, he decidido rendir tributo desde mi insignificante posición en el universo a todos los solteros.
Profundizando…
… a todos los que sufrieron una ruptura y desde entonces les sigue costando levantar cabeza. A los que tienen que aguantar estúpidas frases de mal gusto como “Tú lo que necesitas es echar un polvo”. A los que siempre que han ido con amigos a los bares han pasado totalmente desapercibidos y a los que se siguen sintiendo invisibles. A los que les cuesta horrores conocer gente, encontrar un rollo de una sola noche o, peor aún, a alguien interesante. A los que, en el caso de conocer gente nueva, les dura lo mismo que dura un café en una taza, y carecen de una continuidad vía sms o cualquier otro medio. A los que hacen lo posible por provocar situaciones y les sale siempre rana y, por ende, a los que les sienta mal que haya gente a las que las cosas estas del amor les caigan del cielo (qué estupidez esa de “No tienes que ir buscándolo”; hasta donde yo sé, quedándote en tu casa no vas a encontrar al amor de tu vida). A los que han perdido la autoestima, la esperanza y las ilusiones. A los que también han perdido el gancho que les hacía especiales, locuaces, llamativos, atractivos. A los que aún no han salido con nadie. A los que por algún cruel motivo de la vida jamás saldrán con nadie. A los que se cabrean con la conclusión de una serie de TV en la que las protas, tras haber defendido a muerte la independencia y la soltería, acaban todas ennoviadas, casadas, con hijos, ¡o incluso divorciadas!. A los que deciden que el sexo lo tendrán como, donde y cuando ellos quieran y a los que aguantan estoicamente perlas del tipo "¡¿Cómo puedes llevar tanto siempo sin follar?!". A los que tienen que soportar a toda esa gente que alardea de tener novio/a. Y a los que, al igual incluso que algunos enamorados (pero hoy esto no va para ellos), odian el 14 de febrero.
Feliz día de San Antivalentín.
PD: la caída de la cintura de mis vaqueros está dedicada a toda la gente que criticará lo mucho que me gusta lucirme.
Profundizando…
… a todos los que sufrieron una ruptura y desde entonces les sigue costando levantar cabeza. A los que tienen que aguantar estúpidas frases de mal gusto como “Tú lo que necesitas es echar un polvo”. A los que siempre que han ido con amigos a los bares han pasado totalmente desapercibidos y a los que se siguen sintiendo invisibles. A los que les cuesta horrores conocer gente, encontrar un rollo de una sola noche o, peor aún, a alguien interesante. A los que, en el caso de conocer gente nueva, les dura lo mismo que dura un café en una taza, y carecen de una continuidad vía sms o cualquier otro medio. A los que hacen lo posible por provocar situaciones y les sale siempre rana y, por ende, a los que les sienta mal que haya gente a las que las cosas estas del amor les caigan del cielo (qué estupidez esa de “No tienes que ir buscándolo”; hasta donde yo sé, quedándote en tu casa no vas a encontrar al amor de tu vida). A los que han perdido la autoestima, la esperanza y las ilusiones. A los que también han perdido el gancho que les hacía especiales, locuaces, llamativos, atractivos. A los que aún no han salido con nadie. A los que por algún cruel motivo de la vida jamás saldrán con nadie. A los que se cabrean con la conclusión de una serie de TV en la que las protas, tras haber defendido a muerte la independencia y la soltería, acaban todas ennoviadas, casadas, con hijos, ¡o incluso divorciadas!. A los que deciden que el sexo lo tendrán como, donde y cuando ellos quieran y a los que aguantan estoicamente perlas del tipo "¡¿Cómo puedes llevar tanto siempo sin follar?!". A los que tienen que soportar a toda esa gente que alardea de tener novio/a. Y a los que, al igual incluso que algunos enamorados (pero hoy esto no va para ellos), odian el 14 de febrero.
Feliz día de San Antivalentín.
PD: la caída de la cintura de mis vaqueros está dedicada a toda la gente que criticará lo mucho que me gusta lucirme.