Esta maravilla de zapas que veis en la foto, esas mismitas, son mi última gran adquisición de la semana, del mes, del verano y, me temo, del año. Son ni más ni menos que unas Onitsuka Tiger, ¿y sabéis quién llevaba unaaaaaaaaaas? No podía no tenerlas después del flechazo surgido entre nosotros. No por más tiempo. ¿El precio? Demasiado escandaloso hasta para decírselo a tu mejor amigo. Son, por llamarlos de algún modo, los Manolo Blahnik de las deportivas, los Marc Jacobs de andar por casa, los Christian Louboutin de jugar al tenis.
Ayer lo confirmé en mi casa: necesito una habitación para meter, no sólo toda mi ropa (entre la que sigo encontrando, para sorpresa mía, prendas con las etiquetas puestas o, mejor aún, ¡prendas que ni recordaba tener!), sino todos mis cinturones, zapatos, gafas de sol y complementos varios. Va en aumento. Yo voy en aumento también... y como no tengo ninguna relación sentimental con nadie, cuando no compro para mí, compro para mis sobrinos.
Lindsay Lohan, mi último gran gurú espiritual, Li-Lo para los amigos, gasta DIARIAMENTE 100.000 dólares en ropa y complementos. Se rumorea que tiene en su armario modelos de Balenciaga (es lo que una se pone cuando ya está hasta el c*** de llevar Chanel Haute Couture, no digo más) y de Prada por valor de 8.000 euros cada uno que ni siquiera ha estrenado, o sea, otra como yo, pero en versión súper lujo. El caso es que ha contratado a un hipnotizador para que le realice una terapia y curar su adicción a las compras compulsivas. La desintoxicación le costará 1 millón de euros, o sea, una auténtica burrada, pero dicen que ya ha dado resultado: ahora sólo se gasta 900 dólares al día. Pues bien, yo me voy a tener que buscar también un hipnotizador de éstos. Hay quien ya me lo está aconsejando, es más, hay quien ya me está comparando con la bella Li-Lo.
Me encantan las gafas de sol grandotas, de esas que de perfil no dejan ver tus ojos. Me siento desprotegido sin ellas y soy prácticamente incapaz de andar por la calle sin llevarlas. Es absurda la filosofía de las gafas de sol: al llevarlas te sientes menos inseguro, ¡¡¡como si acaso la gente no te estuviera viendo igualmente!!! Hoy han caído unas absolutamente fabulosas. Y por si esto fuera poco, esta mañana desde la oficina he estado comprando discos en Amazon. Ya no necesito salir a la calle... ¡¡¡horror!!!
Hoy tocaba post tremendamente materialista y pijo. No podía evitarlo. Cuatro cosas más y me voy al campo a pasar el finde:
1) A quien le interese, mi ídolo musical, Aimee Mann, publica este invierno nuevo álbum: "One more drifter in the snow". El clásico y típico disco de villancicos, tanto viejos como nuevos, pero muy en plan ella. Quienes la conocen ya saben a lo que me refiero, y demás está decir que estoy deseando tenerlo, vamos hombre.
2) Adoro mis mañanas en la oficina, con Mara Jade en el MSN, hablando de cuatrocientas mil cosas distintas cada día, riéndonos de lo lindo y dándonos cuenta de que cada vez somos más parecidos. Deberíais envidiarme. Pero si desde luego tener un blog ha servido para conocerla, ya lo creo que ha merecido la pena (nena, el ingreso ya sabes a qué cuenta debes hacerlo, bo-ni-ta)
3) Acabo de terminar de leerme este libro. Una única aclaración: me llama mucho la atención a nivel histórico y, sobre todo, estético en cuanto a simbología. Punto y final.
4) No puedo dejar de ver y volver a ver y ver una vez más todos mis dvd's de Hayao Miyazaki. ¡Son taaaan bonitas sus películas!
Ayer lo confirmé en mi casa: necesito una habitación para meter, no sólo toda mi ropa (entre la que sigo encontrando, para sorpresa mía, prendas con las etiquetas puestas o, mejor aún, ¡prendas que ni recordaba tener!), sino todos mis cinturones, zapatos, gafas de sol y complementos varios. Va en aumento. Yo voy en aumento también... y como no tengo ninguna relación sentimental con nadie, cuando no compro para mí, compro para mis sobrinos.
Lindsay Lohan, mi último gran gurú espiritual, Li-Lo para los amigos, gasta DIARIAMENTE 100.000 dólares en ropa y complementos. Se rumorea que tiene en su armario modelos de Balenciaga (es lo que una se pone cuando ya está hasta el c*** de llevar Chanel Haute Couture, no digo más) y de Prada por valor de 8.000 euros cada uno que ni siquiera ha estrenado, o sea, otra como yo, pero en versión súper lujo. El caso es que ha contratado a un hipnotizador para que le realice una terapia y curar su adicción a las compras compulsivas. La desintoxicación le costará 1 millón de euros, o sea, una auténtica burrada, pero dicen que ya ha dado resultado: ahora sólo se gasta 900 dólares al día. Pues bien, yo me voy a tener que buscar también un hipnotizador de éstos. Hay quien ya me lo está aconsejando, es más, hay quien ya me está comparando con la bella Li-Lo.
Me encantan las gafas de sol grandotas, de esas que de perfil no dejan ver tus ojos. Me siento desprotegido sin ellas y soy prácticamente incapaz de andar por la calle sin llevarlas. Es absurda la filosofía de las gafas de sol: al llevarlas te sientes menos inseguro, ¡¡¡como si acaso la gente no te estuviera viendo igualmente!!! Hoy han caído unas absolutamente fabulosas. Y por si esto fuera poco, esta mañana desde la oficina he estado comprando discos en Amazon. Ya no necesito salir a la calle... ¡¡¡horror!!!
Hoy tocaba post tremendamente materialista y pijo. No podía evitarlo. Cuatro cosas más y me voy al campo a pasar el finde:
1) A quien le interese, mi ídolo musical, Aimee Mann, publica este invierno nuevo álbum: "One more drifter in the snow". El clásico y típico disco de villancicos, tanto viejos como nuevos, pero muy en plan ella. Quienes la conocen ya saben a lo que me refiero, y demás está decir que estoy deseando tenerlo, vamos hombre.
2) Adoro mis mañanas en la oficina, con Mara Jade en el MSN, hablando de cuatrocientas mil cosas distintas cada día, riéndonos de lo lindo y dándonos cuenta de que cada vez somos más parecidos. Deberíais envidiarme. Pero si desde luego tener un blog ha servido para conocerla, ya lo creo que ha merecido la pena (nena, el ingreso ya sabes a qué cuenta debes hacerlo, bo-ni-ta)
3) Acabo de terminar de leerme este libro. Una única aclaración: me llama mucho la atención a nivel histórico y, sobre todo, estético en cuanto a simbología. Punto y final.
4) No puedo dejar de ver y volver a ver y ver una vez más todos mis dvd's de Hayao Miyazaki. ¡Son taaaan bonitas sus películas!