24.7.06

Diario de un verano en la ciudad (8)













Dos cosas que siempre he querido decir en mi blog: UNA, no pongo vídeos de Youtube porque a nadie le interesa pinchar en los enlaces que se ponen en un blog. Tampoco recomiendo canciones porque nadie se las va a bajar, seamos sinceros. Me hace gracia ver en muchas bitácoras eso de "Escuchando: tal canción de Fulanito de Cual", y que la gente ponga lo más llamativo que encuentre. ¡Todos sabemos que lo hacéis por modernismo únicamente, para que todos pensemos lo molones que resultáis por escuchar semejantes melodías! Y básicamente tampoco resulta creíble que en ese momento estés escuchando esa canción, venga ya... Para que nadie se me ofenda, no hablo de ninguno de los que están en mi lista de favoritos.

Y DOS, me hace aún más gracia que cuando mi jefe venga a la oficina, mi compañero adopte esa actitud de "me han metido un palo por el culo". Es la antinaturalidad en persona, cohibidísimo y tembloroso. Con lo fácil que resulta ser natural. A fin de cuentas es una persona nada más. Es tu jefe, vale, de acuerdo, ¿¿¿Y??? No es ningún semi Dios, ni hay que ir besando el terreno que pisa.

Y hablando de gracias y de ataques de risa (irónicamente hablando), este fin de semana ha sido quizás el más caluroso del verano. Ayer vi en el periódico fotografías de los termómetros de la ciudad y uno marcaba 46 grados. Mi otra gemela Olsen estuvo aquí. Yo no... una auténtica pena, pero (amén de que yo tenía otros compromisos muy importantes lejos de mi región) si realmente queréis conocerme in person, nunca, JAMÁS, planeéis vuestras escapadas a Murcia en verano, y mucho menos un fin de semana en verano. Le hice una lista de tiendas que le volvió loca, ni yo mismo sabía que pudiera ser tan buen cicerone. O tan frívolo.

He incumplido mi pacto de recorrerme las tiendas high-class de mi ciudad y narrar aquí mis aventuras. Lo dejaré para más adelante. Sólo estuve en una, llamada Frexia (tienda de complementos de súper lujo, con unos descuentos de alucine), donde vendían sandalias de Dolce & Gabbana, Versace y Armani a 15 euros, y ropa interior de los mismos al 50% de descuento. Todo había volado, evidentemente, y lo que quedaba no era de mi agrado. Me encantan las marcas, sí, mucho, y no existe morbo más grande que encontrar algún artículo de lujo a un precio irrisorio.

No quiero comentarios del tipo "ya verás como es una fase pasajera", "tú actualiza cuando puedas", etc... porque ya lo hemos hablado todos aquí varias veces, pero debo reconocer, y cada vez con más insistencia, que me vuelve a aburrir soberanamente el mundo de las bitácoras. En breve les echaré el cierre por vacaciones a mis 3 espacios, porque no voy a estar pendiente del pc, ni siquiera voy a estar en mi región. Si cuando vuelva a casa sigo con las mismas ganas que ahora (básicamente ningunas) me temo que todo esto pasará a mejor vida y bla, bla, bla. Lo dicho, no hagáis referencia a este comentario porque ya es muy repetitivo, LO SÉ.

Un último apunte a este post de absoluto relleno: larga vida a Lindsay Lohan, que cada día me gusta más (y ¿siento? confirmar que, efectivamente, me gusta más de delgada y con las tetas de silicona). El viernes la vimos en "Devuélveme mi suerte", y quitando el final cursi/pasteloso/prescindible, puedo decir que es una película bastante divertida, sobre todo por ella. Quiero que Lindsay destrone de una vez por todas a Paris Hilton, que ya me parece totalmente demodé y sin gracia alguna. Es lo que tiene conocerla y que me gustara antes de que fuese el ídolo de tantos mariquitas, pero queridos míos, a ver si vamos siendo un poco más originales y avanzamos, que el boom de esta señora fue en el 2004. Se ha desprestigiado la chica. ¡¡¡Qué aburrimiento ya de todo!!!

Ilustración, de nuevo de los años 60, del estupendo Gracia Arias. Dedicada a Gunillo, que sé que es fan fatal de ellas.

Aparte de todo esto, y menos mal, mi verano está resultando francamente fabuloso. Estoy a un paso de reconciliarme con él.