6.7.06

Diario de un verano en la ciudad (4)





















Hoy me voy a mojar. Y no porque haga calor. Y también es posible que me exceda.

Hoy hace tres años exactos de algo que viene ocurriendo desde que la vida es vida, pero no por ello deja de resultar doloroso y de difícil digestión: el final de una historia de amor. Y como ha sido una de esas cosas que han marcado tanto mi existencia, no me queda más remedio que dar constancia de ella en mi blog.

Hay cosas que se quedan impresas en ti y que nunca, nunca, nunca jamás se irán, por mucho que ahora mismo me pueda sentir de fábula. Te afectarán más o menos, tendrás días en los que no te acuerdes de nada y otros en los que te sientas como si todo hubiese ocurrido hace 5 minutos, pero no esperes un lavado de cerebro instantáneo. De todos modos hay personas a las que estas cosas les resultan más fáciles de sobrellevar e incluso de superar. Yo soy más lento y me cuesta más, y contra eso no puedo hacer nada salvo evitar agobiarme. El primer amor nunca se olvida, sobre todo si te dejan... y el problema es que algunas personas te dejan y piensan que vas a despotricar contra ellos, pero ya tenemos todos una edad importante como para andarnos con tonterías del tipo desearle el mal o planear venganzas, ¿no?. Por eso fue de muy mal gusto que me enviara a una amiga suya para averiguar si le estaba poniendo verde. Eso, supongo, es lo que hubiese querido él, que yo adoptara el papel de víctima dolida. Pues no fue así, siento defraudar al mundo. Lo pasé terriblemente mal, nadie sabe cuánto ni cómo, ni el tiempo que me ha llevado este periodo de luto, pero el papel que adopté fue el de quedarme en mi lugar, desahogándome con mis amigos cuando estaba mal, y siempre sin faltarle el respeto a nadie. Quizás lo más terrible fue aceptar que alguien así estuviera haciendo las cosas tan mal a la hora de dejarme, y quedarme con esa sensación frustrante de "¿Quién narices es esta persona? No la reconozco".

Este pasaje me hizo cambiar tantísimo... dicen que las cosas ocurren por algún motivo. En ese mismo momento uno piensa "¿Y por qué coño me tiene que pasar esto a mí?" y se vuelve loco tratando de encontrar respuestas que no llegan. Yo os puedo asegurar que, a pesar del malestar incontenible, a la larga te das cuenta de que realmente han ocurrido cosas a raíz "de", y es genial descubrir que algunas son buenas, como por ejemplo estrechar los lazos de unión con ciertos amigos de hace años.

Pero hay un cambio más importante... Yo era una de esas personas que basaban su existencia práctictamente en encontrar a alguien especial, al ser distinto por antonomasia. Ahora, sin embargo, es todo lo contrario: que me busquen a mí. No sé si por la edad o por la experiencia, pero, como ya dije en mi anterior post parafraseando a Eva Santolaria al final del mismo, me resulta súper perezoso el hecho de ganarme a alguien, de conquistarle, de currármelo para gustarle o que se fije en mí. Todo ese proceso lo encuentro la mar de tedioso. De modo que no es que me esté cerrando, pero digamos que tampoco estoy tan expectante como lo estaba antes, si bien es cierto que en ocasiones echo de menos tener a alguien, lo reconozco. Lo que tenga que ser que sea, y lo que tenga que llegar que llegue, pero sin obsesionarse. Yo, parafraseando esta vez a Miranda Hobbes, opino que es posible que NO haya una persona destinada a cada uno, o alguien que nos esté esperando en esta vida. Y si no la hay, tampoco es motivo de suicidio. Lo que intento hacer (con más o menos éxito, según el día, porque yo también soy humano y tengo mis necesidades) es disfrutar del momento actual, sin extrañar más de la cuenta aquello de lo que carezca, bien porque haya pasado ya de largo o porque aún no haya llegado.

Y en el caso de que llegara, y citando a esa otra estupenda mujer llamada Carrie Bradshaw, tan sólo espero que si algún día decide romper nuestra historia, que le ponga un broche de oro que haga honor a la relación que hemos mantenido. Es horrible que a la hora de cortar contigo se carguen una preciosa historia de amor. Me consta que lo hacen para evitarte sufrimientos, pero lo que hacen es duplicarlo y que ocurra lo que yo siempre he defendido: no poder ser amigo de un ex. No sólo por el daño infligido (sin querer, en algunos casos), sino por lo que queda. Ya se sabe que donde hubo fuego......

De modo, queridos míos, que yo me puedo encuentrar bien, estupendo, fabuloso y realizado. Me puede gustar mi vida tal y como es ahora, pero tengo mis retrocesos a aquellos primeros meses de relación, que fueron los mejores, y me siento totalmente descolocado porque con algunos de esos flashbacks lo paso muy mal, y pienso en él más de la cuenta, y echo de menos muchas cosas, y me pregunto otras tantas, no lo oculto. Quizás lo haya idealizado un montón, o que lleve tanto tiempo de luto que no me haya dado cuenta que todo está en mi mente y que no es así en realidad. No quiero indagar demasiado. Recuerdo aquella época como la mejor de mi vida, os lo digo en serio, pero prefiero que lleguen nuevos tiempos y nuevas caras porque ya estoy harto de todo ésto y la vida sigue. En verdad es justo y necesario.