20.7.07

Estivalia 10





















Por algún motivo, este suceso siempre llamó poderosamente mi atención. Y dice así...

Como cada sábado, en la soleada mañana del 9 de agosto de 1969, la señora de la limpieza se disponía a realizar el trabajo doméstico en casa de una de las parejas más conocidas de Hollywood: la formada por el director de cine Roman Polanski, que contaba con 36 años, y su joven esposa Sharon Tate, de 26, una bella y sensual actriz especializada en papeles con fuerte carga erótica.

Sobre un charco de sangre, en el césped, yacían un hombre y una mujer, mientras un tercer cadáver asomaba del interior del coche aparcado al lado. Este dantesco panorama hizo estremecer minutos después a los policías mientras seguían el rastro sangriento que conducía a la mansión de Polanski. Les recibió la palabra
pigs ("cerdos") pintada con sangre sobre la puerta. En el salón yacía muerta Sharon Tate, tumbada de lado en posición fetal, y apenas cubierta por un sujetador y unas bragas de flores. Varias puñaladas destacaban en su cuerpo y sobre el vientre, hinchado a causa de los ocho meses de embarazo, aparecía una X grabada a cuchillo. La cuerda blanca atada en torno al cuello enlazaba con la garganta de una quinta víctima, un hombre mutilado, acuchillado y con numerosas equis marcadas sobre la piel. Como remate, los asesinos le habían cubierto la cabeza con una toalla ensangrentada.

El ocupante del coche -y primera víctima cronológica de la masacre- tuvo la desgracia de toparse con los asesinos cuando se disponía a marcharse tras visitar al guardés de la mansión, de quien era amigo. Pero el horror, lejos de terminar, se prolongó a Los Angeles hasta el domingo por la tarde, cuando Steven Parent, de 15 años, halló a su padrastro, Leno La Bianca, en el suelo del salón con la cabeza metida en una funda de almohada empapada de sangre. Tenía clavado un cuchillo de cocina en la garganta, el pijama hecho jirones y de su vientre sobresalía un largo tenedor de dos púas, con la empuñadura de marfil. Por otra parte, el cuerpo de su madre, Rosemary, fue descubierto en el dormitorio. Yacía boca abajo en medio de un charco de sangre, con el camisón rosa enrollado a la altura del cuello; la espalda, nalgas y piernas sembradas de pinchazos, y la cabeza cubierta por otra funda de almohada. En la vivienda se hallaron tres pintadas hechas con sangre:
death to pigs ("muerte a los cerdos"), rise ("levantaos") y helter skelter ("confusión y caos").

El balance forense del siniestro fin de semana arrojó las siguientes cifras: Sharon Tate recibió 16 cuchilladas; Jay Sebring, 7 puñaladas y 1 herida de bala; Abigail Folger, 28 cuchilladas; Voyteck Frykowski, 51 heridas de arma blanca, 2 balazos y 13 golpes en la cabeza; Steven Parent, 4 tiros y 1 puñalada; Rosemary La Bianca, 41 heridas hechas con cuchillo y tenedor; y Leno La Bianca, 26 puñaladas. En su vientre, junto al tenedor de trinchar, aparecía grabada a cuchillo la palabra
war ("guerra").

Todo Los Angeles se quedó de piedra, no conocían a los asesinos ni tampoco el móvil de sus crímenes, y sea como fuere, seguían sueltos. Los famosos de Hollywood se atrincheraron en sus mansiones y durante un tiempo se cancelaron todas las fiestas y algunas amistades se rompieron de golpe porque el miedo alimentaba la desconfianza. Mientras tanto, a sólo media hora de Los Angeles, seis personas que sí conocían los detalles de los crímenes se burlaban del revuelo organizado. Un grupo de hippies -la mayoría, mujeres- que decían actuar en nombre de su "dios". Un dios diabólico llamado Charles Manson, antiguo delincuente juvenil convertido en líder racista y visionario gracias a su irresistible carisma.

Ea, que paséis buen fin de semana...