11.7.08

Los diarios veraniegos VI


















Junto con los años 80 y la imaginería de los veranos en España de los 70, mi otra década favorita es, sin duda alguna, la de los 90.

Le contaba yo a Gunillo un domingo, en una de las terrazas de La Latina, que mi amigo Doblejota y yo siempre recordábamos con muchísima nostalgia los 80, pero aún más los 90 porque nos metimos de lleno en una especie de movimiento murciano que quizás otros que estuvieron en los mismos sitios y a la misma hora puede que no lo vivieran o viesen como tal. Para algunos pasaría por alto, pero para otros (entre ellos, nosotros y, sobre todo, yo) fue una auténtica revelación musical, social y estética que duró apenas 1 o 2 años, pero que ha quedado en el recuerdo como algo de lo más divertido e inspirador.

En ese mismo momento histórico daba comienzo la era de las supermodelos, de las Lindas, las Cindys, las Claudias, las Naomis, las Tatjanas, las Stephanies, las Kates... Conocimos a grandes de la moda como Versace, Gaultier o Dolce & Gabbana. Empezaban a llegar prendas suyas a las tiendas de la ciudad, y uno ahorraba su paga semanal para adquirir alguna camiseta de Junior Gaultier, que ya despuntaban en los locales nocturnos, y algunos dejamos de comprar la ochentera Tele Indiscreta (la de las pegatinas de "V" y Sabrina Salerno) para pasarnos a la Vogue y la ELLE, gracias a las cuales conocí a genios como Herb Ritts, Steven Meisel o Annie Leibovitz. Todo aquel que era alguien tenía unos Levi's 501 en su armario, más de la mitad de la población estaba enganchada a "Sensación de vivir", serie que ahora produciría vergüenza ajena, y las marcas de ropa que más se estilaban entre la juventud eran Uniform, Chevignon, Naf Naf, Chipie, Liberto, El Charro o Caroche. Madonna, por su parte, se volvió más divertida que nunca, con ese "Erotica", ese "Sex", esas giras míticas como el Blond Ambition o el Girlie Show, y George Michael hizo el vídeo de todos los vídeos: "Too funky". Mis películas favoritas de los 90 fueron "Showgirls", "Jóvenes y brujas", "Drácula de Bram Stoker", "Entrevista con el vampiro", "Mystery Men" y la trilogía "Scream". Y en la tele estaba enganchado al programa de moda/modelos "The Pulse", emitido por la MTV (cuando la MTV venía de UK y merecía la pena), y al "Eurotrash" de la cadena francesa MCM, ¡presentado ni más ni menos que por Jean-Paul Gaultier! Fue la época del "Confide in me" de Kylie y de Pierre et Gilles dándose a conocer a todas las audiencias. También de Nina Hagen y Siousxie (and the Banshees), ambas en versión hindú, y de Alanis Morissette y el único disco/pelotazo suyo que ha merecido la pena.

La gente de las afueras de Murcia, como en sus lugares de procedencia no podían exaltarse demasiado estéticamente hablando, lo dejaban todo para la ciudad, convirtiendo la noche en un auténtico circo de estilismos imposibles dignos de las pasarelas más locas (comparado con aquello, lo que hace Galliano ahora para Dior resulta súper sobrio). La única preocupación que había entre semana era romperse los sesos pensando qué ropa te ponías viernes y sábado, qué elegías para sobresalir sobre el resto. A ver quién iba más imposible. Los más llamativos siempre era un grupito de chicos y chicas que venían de Elda (tan excesivos que incluso una de ellas, una rica heredera que eligió el mal camino, apareció muerta por sobredosis de heroína en lo alto de una montaña), donde ellas lucían tambores de detergente a modo de bolso y ellos zapatos de plataforma masculinos y abrigos de pelo tipo Yeti. Se veían los primeros piercings, es más, ni siquiera los hacían aún en estudios de tatuajes. Lo anormal por aquel entonces era toparse con alguien perforado, no como ahora, que están súper masificadísimos y ya no tienen gracia alguna. También aparecían los primeros tribales, y todos nos decorábamos la piel con tatuajes falsos hechos con buenos rotuladores (recuerdo una sesión nocturna en cierto local de copas en el que acabé dibujando tatuajes a todo el mundo y obteniendo a cambio cubatas de ron). Asimismo, los cabellos comenzaban a lucir colores exagerados como el rojo o el azul eléctrico ante la desconcertante mirada de la gente. Y aparecieron las drag queens, súper cibernéticas y estrambóticas, y el transformismo tenía su gracia, y todo ese rollito kitsch y psicodélico de las Chanclettes o La Cubana, y pisamos nuestros primeros bares gays. Es precisamente por haber vivido in situ la germinación y florecimiento de todo esto, que ahora me siento de vuelta de todo y no me sorprende nada; es más, lo que me impresiona es que haya gente que sí se sorprenda y lo siga encontrando todo novedoso.

La radiofórmula no era tan desastrosa como ahora, y era perfectamente habitual meterse en un bar o discoteca y bailar a ritmo de Soul II Soul, The Beloved, Ce Ce Peniston, Nick Kamen, Cetu Javu, Brand New Heavies, C + C Music Factory, M People, The KLF, Snap, Enigma, DNA o Crystal Waters. Vamos, igualito que ahora... Pero no obstante, los 90, musicalmente hablando, para mí se resumen en......


















Y para ponerle el broche final a la década, tuvieron que venir ellas...



Y, desde luego, no podía olvidarme de la que sin duda se convirtió en la canción más bonita que se compuso a las puertas del siglo XXI.



Así que, como veis ahora y podréis ver en lo sucesivo, cualquier década pasada siempre me va a parecer más interesante que los dosmiles. Pero es por una cuestión muy simple: todo está inventado desde hace mucho tiempo y ya nada es original ni sorprendente, por muy caro que sea.