Al fin ha llegado el frío. Ya es oficial. La otra mañana salí a comprar unas cosas con Meg y ya notaba mis extremidades congeladas a pesar de la ropa de abrigo. Es genial. Los que se pasan por aquí a menudo sabrán lo poco que me gusta el calor, así que como supondreis, soy feliz con los abrigos, los jerseys, los calcetines de rombos, bufandas, guantes y similares. Aunque sería más feliz aún poniéndome uno de esos gorritos multicolores con dos trenzitas de lana y sendos pompones en los extremos, pero queridos, esto es Murcia, la lapidación se puede llevar a cabo en cualquier esquina...
La lluvia ha estado azotando la región. Yo incluído... ¡la distancia que me separaba de Lindsay Lohan en "Devuélveme mi suerte" era mínima! El primer día que llovió a cántaros rompí un paraguas. Al llegar a la oficina se me rompió la cremallera del pantalón. Dos días después, rompí otro paraguas y al tercero se me rompió la cremallera del bolso que estrenaba. Conclusión: cuando llueva usa botones y nunca bolso, porque por alguna extraña razón el agua desgasta las cremalleras. Otra conclusión más: invierte en un buen paraguas. Juro por Dios que acudí raudo y veloz, todo pijo, todo hay que decirlo, a comprarme un paraguas Samsonite requetemonísimo de color marrón chocolate. Pues bien, para una vez que voy a comprar a la tienda donde lo vendían (Fretsia), ¡boom!, estaba cerrada por reformas... Pero tranquilos, que acabé comprándolo en los grandes almacenes del ¿triángulo? verde que todos conocemos. Ya que estaba aproveché para escandalizarme con los 115 euros que costaba un precioso jersey de rombos en technicolor de Lacoste... 115 euros, ¡¿pero usted por quién me ha tomado?! Para reponerme (jo, jo, jo...) me metí en Zara y adquirí dos maravillosas americanas de pana, una marrón chocolate (mi color) y otra azul marino. Otra noticia oficial: tengo un serio problema con las compras.
También es oficial que estoy al borde del colapso ya que los ineptos de la tienda donde me están preparando lo que llevaré a la ansiada fiesta de súper héroes y villanos del sábado en la redacción del Planeta Murciano (por cierto, permitid que me dé el pegote: ¡¡¡la idea fue mía!!!) han cometido un grave error y no ha salido a tiempo. Me dijeron que pasara esta tarde y que, si no estaba tampoco hoy, que me pasara el mismo sábado, ¡unas horas antes de la fiesta!. Esto, para una persona que es conocida entre sus amigos por dejar atadas las cosas con muchos muchos muchos días de antelación, no dejando lugar a la sorpresas, es lo más parecido a un suicidio social. ¡¡¡A ver qué coño hago yo sin mi caracterización del sábado!!!
Me estoy comprando muchos cuentos últimamente, aunque bueno, tampoco es algo nuevo en mí. Tengo pensado dedicarle un post a esta fijación mía, pero también tengo pensados mil quinientos posts más y al final no hago ninguno. En su lugar, actualizo con estas absurdas entradas que no tienen ni pies ni cabeza, ¿¿¿pero y lo que os gustan a vosotros mis crónicas sociales??? Y por cierto/favor, no olvidéis visitar mi galería de arte, que está pidiendo a gritos más visitas y comentarios.
Nota para los curiosos de cara a la próxima fiesta del sábado: prometo no beber tanto como en la anterior...... pero sí que prometo mucho glitter.
La lluvia ha estado azotando la región. Yo incluído... ¡la distancia que me separaba de Lindsay Lohan en "Devuélveme mi suerte" era mínima! El primer día que llovió a cántaros rompí un paraguas. Al llegar a la oficina se me rompió la cremallera del pantalón. Dos días después, rompí otro paraguas y al tercero se me rompió la cremallera del bolso que estrenaba. Conclusión: cuando llueva usa botones y nunca bolso, porque por alguna extraña razón el agua desgasta las cremalleras. Otra conclusión más: invierte en un buen paraguas. Juro por Dios que acudí raudo y veloz, todo pijo, todo hay que decirlo, a comprarme un paraguas Samsonite requetemonísimo de color marrón chocolate. Pues bien, para una vez que voy a comprar a la tienda donde lo vendían (Fretsia), ¡boom!, estaba cerrada por reformas... Pero tranquilos, que acabé comprándolo en los grandes almacenes del ¿triángulo? verde que todos conocemos. Ya que estaba aproveché para escandalizarme con los 115 euros que costaba un precioso jersey de rombos en technicolor de Lacoste... 115 euros, ¡¿pero usted por quién me ha tomado?! Para reponerme (jo, jo, jo...) me metí en Zara y adquirí dos maravillosas americanas de pana, una marrón chocolate (mi color) y otra azul marino. Otra noticia oficial: tengo un serio problema con las compras.
También es oficial que estoy al borde del colapso ya que los ineptos de la tienda donde me están preparando lo que llevaré a la ansiada fiesta de súper héroes y villanos del sábado en la redacción del Planeta Murciano (por cierto, permitid que me dé el pegote: ¡¡¡la idea fue mía!!!) han cometido un grave error y no ha salido a tiempo. Me dijeron que pasara esta tarde y que, si no estaba tampoco hoy, que me pasara el mismo sábado, ¡unas horas antes de la fiesta!. Esto, para una persona que es conocida entre sus amigos por dejar atadas las cosas con muchos muchos muchos días de antelación, no dejando lugar a la sorpresas, es lo más parecido a un suicidio social. ¡¡¡A ver qué coño hago yo sin mi caracterización del sábado!!!
Me estoy comprando muchos cuentos últimamente, aunque bueno, tampoco es algo nuevo en mí. Tengo pensado dedicarle un post a esta fijación mía, pero también tengo pensados mil quinientos posts más y al final no hago ninguno. En su lugar, actualizo con estas absurdas entradas que no tienen ni pies ni cabeza, ¿¿¿pero y lo que os gustan a vosotros mis crónicas sociales??? Y por cierto/favor, no olvidéis visitar mi galería de arte, que está pidiendo a gritos más visitas y comentarios.
Nota para los curiosos de cara a la próxima fiesta del sábado: prometo no beber tanto como en la anterior...... pero sí que prometo mucho glitter.
Nota del escritor: premio a todo aquel que encuentre en este texto las ocho mil seiscientas veces que aparece la palabra paraguas.