8.11.06

Mi amiga vinilo












De entre todos mis amigos, tengo una amiga bastante peculiar. Nos conocemos desde hace 15 años, justo cuando empecé a hacer las buenas y grandes amistades que, la mayoría (y por fortuna), me duran a día de hoy. La llamaremos R.

R. es como un vinilo, de los de 33 rpm (habla con mucha calma, justo al contrario de los de 45 rpm, entre los que me encontraría yo, me temo...), y cuando la aguja llega al final, ¡boom!, vuelve al principio para tocar la misma canción una vez tras otra. Nunca falla. En su repertorio hay dos únicos singles. Paso a definirlos muy por encima:

Si decidimos ir a cenar al Burger King, por ejemplo, yo ya sé de antemano que la charla que nos va a tocar llevará por título "De cuándo estudiábamos en el colegio de monjas". Y entonces recuerda a las profesoras, a los compañeros de clase, las excursiones, las veces que nos fugábamos para ir a comprar discos, etc... Esto puede durar entre 3 y 4 horas.

Si por el contrario la cita tiene lugar en mi casa, la conversación cambia de tercio, y más que un diálogo es un monólogo de R. dedicado a mí, titulado "Críticas supuestamente constructivas pero francamente tocapelotas". Y ahí es cuando empieza a hablarme de la sobreprotección que me han dado mis padres, de que debería hablar con naturalidad de según qué temas (de los que yo he decidido por voluntad propia no hablar, ni natural ni artificialmente), de que yo antes sólo quería salir de fiesta sin parar, de que si me gusta una música muy rara y demás cosas que no vienen a cuento de nada. Que alguien haga una crítica sobre ti está bien, siempre y cuando te conozca de sobra y la lleve a cabo una única vez y en un contexto adecuado, pero que la haga cada vez que te ve y que además siempre use las mismas palabras, como si se lo supiera de carrerilla, pues es a-go-ta-dor y tremendamente aburrido. Razón por la que cuando esto ocurre, yo asiento y acto seguido cambio de tema. Hay personas con las que es mejor no discutir ningún tema porque sólo serviría para cabrearte aún más.

Y por último, a modo de bonustrack en este vinilo tan peculiar, mi amiga R. tiene otro tema favorito, repetido también hasta la saciedad (ya dije antes que cuando la aguja llegaba al final, ¡boom!, volvía a reproducir todo el disco de nuevo), y es el de "Yo soy una buenísima persona, lo doy todo sin pedir nada a cambio, soy la mejor amiga que se puede tener, tú estás equivocado con tus amistades, que sólo son para unas risas y punto; cuando tengo un problema me lo callo porque no quiero preocupar a nadie, si estoy mal finjo mi estado de ánimo porque hay otras personas que están peor y si yo tengo hambre y tú también, te daré mi comida aunque yo me quede sin nada". O lo que es lo mismo: QUIERO SER SANTA y que me beatifiquen.

Conclusión nº 1: es curioso que una persona sólo hable de una cosa determinada siempre que acude al mismo lugar.

Conclusión nº 2: la gente que alardea de ser la mejor amiga que puedas tener, echando por tierra a todas aquellas personas que siempre están a tu lado cuando las necesitas, es la que luego te demuestra menos cosas, por no decir ninguna.

Conclusión nº 3: R. debería pararse a pensar a) por qué suele estar la mayor parte del tiempo en su casa, y b) por qué entre cita y cita puede pasar perfectamente 1 año...