"Camino al Templo de Debod, frente a la Plaza de España, encontramos el nuevo multiespacio que han montado diversas celebridades españolas, tomando como eje al Marqués de Sade.
El local presenta una equilibrada mezcla de gastronomía y ambiente nocturno, dirigida a un hipotético "público selecto" que se declara amante del lujo.
El lobby está decorado con un gigantesco sofá de dos caras color turquesa y, en el techo y en las paredes, enormes fotos iluminadas. Esta zona está dedicada a la degustación de vinos y, sobre todo, de cócteles, que salen de las manos de un experto traído directamente del londinense club Nobu. La selección incluye distintas variedades de cosmopolitans y martinis de chocolate, entre más de veinte opciones. Este espacio, además, cuenta con una cabina para el dj, que ameniza las cenas entre mesas de espejo y sillas encorsetadas.
La zona de copas está abajo y la dirección pretende hacer de ella uno de los espacios más exclusivos de toda la ciudad, con una puerta muy selecta. El creativo y diseñador Parolio Matos, a través de su estudio Euphoria Lab, es el responsable del concepto, interiorismo y diseño. Matos ha creado una zona con referencias obvias al estilo fetish más comercial y políticamente correcto, que subrayan las enormes fotos de recurrente estética versallesca del fotógrafo Álvaro Villarubia. Todo en plan neoclásico, al estilo de los decorados de las grandes producciones del cine de Hollywood de la década de los años cincuenta, recreando un supuestamente "sofisticado universo fetichista" o "románticos museos y palacios franceses" que transportan al visitante a un ambiente bastante kitsch.
Integrada en la decoración, se expone una colección de objetos fetish de Chaumen, Miguel Albarrán o La Perla decorados con cristales de Swarovski."
El día previo a Nochevieja, Gunillo me invitó a cenar allí. Y como buenos periodistas de investigación que somos, os traemos un ejemplo de semejante maravilla.
Monitores de plasma a modo de cuadros con imágenes en movimiento y botellas-joya.
El lobby de mis sueños, o cómo tomarse una copa con todo el estilo del mundo.
Bonitos rincones con flores y velas y mi bello fidanzato.
Lámparas de aguja...
Alto contraste y un Versalles erotizado.
La carta de comida (arriba) y la de vinos (abajo).
Cigarro entre acolchados rosas y silla con corsé, estética 100% Classique Gaultier.
Techos maravillosos y fabulosos reflejos.
Aguamarinas y frambuesas con limón...
Mi vermicelli (arriba) y uno de los varios postres que pedimos, dedicados a los pecados capitales (abajo).
Esposas, collares, fustas... fetichismo de lujo.
... y una estupenda pared acolchada para hacer de burbuja de Freixenet.
Veredicto Gunimars: cantidades de comida irrisorias, aunque eso sí, deliciosas hasta decir basta. Extremadamente educados y atentos con los clientes. Es un local-joya para hacer fotos sin parar. Los baños (Pour Homme/Pour Femme), aunque chiquitines, son ideales para retratarse igualmente. Precios súper elevadísimos, pero yo pienso volver. ¡Menudas!
El local presenta una equilibrada mezcla de gastronomía y ambiente nocturno, dirigida a un hipotético "público selecto" que se declara amante del lujo.
El lobby está decorado con un gigantesco sofá de dos caras color turquesa y, en el techo y en las paredes, enormes fotos iluminadas. Esta zona está dedicada a la degustación de vinos y, sobre todo, de cócteles, que salen de las manos de un experto traído directamente del londinense club Nobu. La selección incluye distintas variedades de cosmopolitans y martinis de chocolate, entre más de veinte opciones. Este espacio, además, cuenta con una cabina para el dj, que ameniza las cenas entre mesas de espejo y sillas encorsetadas.
La zona de copas está abajo y la dirección pretende hacer de ella uno de los espacios más exclusivos de toda la ciudad, con una puerta muy selecta. El creativo y diseñador Parolio Matos, a través de su estudio Euphoria Lab, es el responsable del concepto, interiorismo y diseño. Matos ha creado una zona con referencias obvias al estilo fetish más comercial y políticamente correcto, que subrayan las enormes fotos de recurrente estética versallesca del fotógrafo Álvaro Villarubia. Todo en plan neoclásico, al estilo de los decorados de las grandes producciones del cine de Hollywood de la década de los años cincuenta, recreando un supuestamente "sofisticado universo fetichista" o "románticos museos y palacios franceses" que transportan al visitante a un ambiente bastante kitsch.
Integrada en la decoración, se expone una colección de objetos fetish de Chaumen, Miguel Albarrán o La Perla decorados con cristales de Swarovski."
El día previo a Nochevieja, Gunillo me invitó a cenar allí. Y como buenos periodistas de investigación que somos, os traemos un ejemplo de semejante maravilla.
Monitores de plasma a modo de cuadros con imágenes en movimiento y botellas-joya.
El lobby de mis sueños, o cómo tomarse una copa con todo el estilo del mundo.
Bonitos rincones con flores y velas y mi bello fidanzato.
Lámparas de aguja...
Alto contraste y un Versalles erotizado.
La carta de comida (arriba) y la de vinos (abajo).
Cigarro entre acolchados rosas y silla con corsé, estética 100% Classique Gaultier.
Techos maravillosos y fabulosos reflejos.
Aguamarinas y frambuesas con limón...
Mi vermicelli (arriba) y uno de los varios postres que pedimos, dedicados a los pecados capitales (abajo).
Esposas, collares, fustas... fetichismo de lujo.
... y una estupenda pared acolchada para hacer de burbuja de Freixenet.
Veredicto Gunimars: cantidades de comida irrisorias, aunque eso sí, deliciosas hasta decir basta. Extremadamente educados y atentos con los clientes. Es un local-joya para hacer fotos sin parar. Los baños (Pour Homme/Pour Femme), aunque chiquitines, son ideales para retratarse igualmente. Precios súper elevadísimos, pero yo pienso volver. ¡Menudas!