Enero está siendo largo, tedioso, monótono, insustancial, raro, idóneo para darle mil vueltas a la cabeza, y yo ya le he cogido manía a este año que acaba de empezar.
La primera semana del mes se me rompió mi preciada cámara de fotos, compañera de tantos y tan especiales momentos. Murió definitivamente y a mí me entró la llorera. Una
buena forma de empezar el 2008...
En la segunda se echó el cierre a la oficina donde yo trabajaba solito y alejado del mundanal ruido (en la gloria, oiga) y me instalaron en la oficina central de la empresa, con varios jefes y muchos compañeros que dan la tabarra todo el rato y que obligan a uno a ponerse el iPod para poder sobrellevar la mañana, que dicho sea de paso ahora se me hace larguísima.
La tercera me dio un dolor de garganta que ni podía tragar y, justo cuando se fue el dolor, una muela empezó a fastidiarme, no sin antes haber sufrido un episodio de deslumbramiento que me cegó completamente durante lo que pareció un eterno cuarto de hora y la consiguiente comida de tarro pensando en posibles desprendimientos de retina, derrames, etc. ¡Qué malo es buscar información en Internet!
Y ahora, en esta última semanita del
divertido mes de enero, me encuentro con una terrible contractura muscular en cuello y omóplato izquierdo que me impide girar la cabeza, entre muchos otros movimientos. Y no sabéis lo que duele.
Además, por un cambio en las normativas de cierta compañía aérea y un apretadísimo horario de vuelos, llevo desde el día 1 sin ver a mi pareja, por lo que me vais a perdonar si me pongo de mala leche y tan negativo, ¡pero es que menudo mesecito!
Por lo que no veo el momento de tomarme 10 o 12 cosmopolitans con Miss Ketchup y su prima María del Mal en el
Tanino la semana próxima. Semana en la que ojalá se empiecen a normalizar las cosas o amenazo con darme a la ginebra a palo seco en ayunas, horario de oficina y fiestas de guardar. Y sobre todo y ANTE TODO
verle a él para que se me quiten todos los males. Y ser un poco más feliz.
Fotografías realizadas el verano pasado en una zona de invernaderos de un pueblo de Alicante con mi antigua cámara.