1.4.06

Energía en tránsito
















Ayer salí a hacer unas compras con una amiga y a las ocho de la tarde los termómetros marcaban unos terroríficos 27 grados. El calor era sofocante, yo apenas podía respirar, y al salir de las tiendas te sentías abofeteado por él. Pensé en lo que se acercaba, y si ahora tenemos esa temperatura, no quiero pensar qué será de mí en julio.

Odio el verano, lo odio con todas mis fuerzas. Odio el calor, odio la playa, odio que la gente pierda la cabeza ya mismo por irse a la costa a broncearse. Odio todo eso, lo odio mucho y lo odio a muerte. Que me guste el mar es otra cosa bien distinta, pero todo lo que representa el verano me saca de quicio. Quisiera yo saber qué atractivo le encuentra la gente a ir sudando cada dos por tres, a que el pelo se te quede hecho una mierda, a llevar una camiseta con las axilas y la espalda marcadas por el sudor... por más que lo intento no logro comprenderlo. Por supuesto que yo me bronceo, pero mientras estoy en el agua, nada de tumbarme al sol cual lagarto. Y por supuesto que voy a la playa cuando estamos en nuestra casa de campo, porque nos pilla al lado y uno se puede refrescar. Pero esas aglomeraciones... me pueden. Yo sería feliz en una calita desierta, sin nadie, sin ruidos, donde uno pueda estar en bañador sin complejos (me cuesta la vida, sí). No me gusta el naturismo, el nudismo o como se quiera llamar, me importa un bledo que la gente lo practique. Yo no lo haré, más que nada porque soy muy fetichista del corte blanco del bañador y no me gustan los bronceados absolutos. Y, cómo no, soy detractor acérrimo de las playas de ambiente gay, donde ir a una de ellas y pasearse por a) un mercado de carne y b) una casa de putas es lo mismo. Maravillas del estío... y todo lo contrario.

No me apetece actualizar, ni siquiera me apetece estar frente al pc últimamente. Estoy leyendo o haciendo cosas con mis amigos. El cambio de horario me ha descolocado por completo. Ídem con el cambio de estación, y eso que nací en pleno abril. Sí, mi cumpleaños está al caer, pero hay cosas que es mejor no saber para no desmontar al ídolo (risas). Siento el abandono para con vuestros blogs. Se hará lo que se pueda.

La ilustración de hoy es una bonita pintura llamada "On the summer wind", de la genial Jane Wooster Scott, que evidentemente me encanta por la sencillez de sus trazos y su toque naïve, como de cuento. Me encantaría tanto vivir en un lugar así... seguro que allí los veranos son maravillosos, sin calor, y con esas vistas tan fabulosas de montañas, árboles y prados verdes. Sería feliz viviendo en Asturias, por ejemplo.

Y por otra parte, todo va estupendamente bien en mi vida.