Ha sido un verano maravilloso.
Disfrutando de una jornada intensiva de tres meses, con las tardes libres para hacer cualquier cosa, como por ejemplo dormir siestas de 3 horas. De dar paseos con mi madre por la bonita huerta murciana y visitar lugares de la infancia. De esta bonita canción como banda sonora de los atardeceres estivales. De reírme con Antonia San Juan en su teatro madrileño y tomar helados gratis en Fuencarral. De patinar en El Retiro y ver estupendas exposiciones de Mucha y el Museo del Traje. Y también de los botellones en plena calle con ron y refrescos colombianos de manzana que camuflan todo sabor a alcohol.
De un viaje de cuento de hadas a Praga y Karlovy Vary (diarios veraniegos del IX al XIV), de compras en baratísimos supermercados checos, de besos en cada estatua del Puente de Carlos, de una rica cena frente a Týn y del inútil juramento de no regresar ninguna noche más al hotel por aquel sendero tan tétrico. Y de aquel bar gay donde únicamente pinchaban buen r&b. O de otro viaje más relajante y ocioso a Frankfurt y Heidelberg, de largas tardes de charlas y risas en el Starbucks, bajo los rascacielos, de cómodas y reconfortantes veladas nocturnas viendo la tele en las cálidas camas del Tryp, y de otra bonita cena, esta vez en un tailandés iluminado con velas. Ah, y del cuento del muñeco roto que hacía feliz a un niño pobre o de los paseos para coger el tranvía y acabar perdiendo los nervios por no saber qué billete comprar. De La Talpa, el Cascanueces y las Matryoshkas. Y de la lluvia en el Palmengarten.
Por supuesto disfrutando también de la divertida despedida de solteros de mis amigos M & M, y de su fantástica boda el sábado pasado (ver foto). Y de esos fines de semana con mi familia en nuestra casa de campo, y los helados de cada noche o el par de horas en la playa de cada domingo por la mañana. Del Mahjong en mi DS, de la réflex que tanto ansiaba tener y de mi retorno a eBay para seguir coleccionando a mi icono favorito. Del regreso al cine de verano después de mucho más de una década (en Madrid, donde si no), a los bocatas bajo las estrellas y a la rebequina en pleno agosto. De las sardinas y tazones de leche, miaow. De la piscina de San Blas, su tinto de verano y las salchipapas. Del bus gratuito que nos llevó y nos trajo... De las camisetas de Pull & Bear (la colección retrofuturista y la colección DC Comics). De mi incursión a Chanel y Prada y de los 10.300 perfumes de Gaultier que he adquirido. De "Persépolis", "La momia", "Pequeña Miss Sunshine", "Largo domingo de noviazgo", "V" y "He-Man y los Masters del Universo". De tardes en el cine con mi hermana y mis sobrinos, y de las cenas posteriores en interiores y exteriores. De los dossieres dedicados a la Edad Media, las invasiones bárbaras, los Reyes Católicos, la Reforma y el feudalismo.
De los nininos, gusaninos, gatinos, moninos, enaninos, els vampirs, els duends, els smurfs y demás fauna cucamona. De esto, de aquello y de lo de más allá.
Pues sí, resulta que ha sido un verano maravilloso. Y yo...... yo he sido muy feliz.
FIN.
Disfrutando de una jornada intensiva de tres meses, con las tardes libres para hacer cualquier cosa, como por ejemplo dormir siestas de 3 horas. De dar paseos con mi madre por la bonita huerta murciana y visitar lugares de la infancia. De esta bonita canción como banda sonora de los atardeceres estivales. De reírme con Antonia San Juan en su teatro madrileño y tomar helados gratis en Fuencarral. De patinar en El Retiro y ver estupendas exposiciones de Mucha y el Museo del Traje. Y también de los botellones en plena calle con ron y refrescos colombianos de manzana que camuflan todo sabor a alcohol.
De un viaje de cuento de hadas a Praga y Karlovy Vary (diarios veraniegos del IX al XIV), de compras en baratísimos supermercados checos, de besos en cada estatua del Puente de Carlos, de una rica cena frente a Týn y del inútil juramento de no regresar ninguna noche más al hotel por aquel sendero tan tétrico. Y de aquel bar gay donde únicamente pinchaban buen r&b. O de otro viaje más relajante y ocioso a Frankfurt y Heidelberg, de largas tardes de charlas y risas en el Starbucks, bajo los rascacielos, de cómodas y reconfortantes veladas nocturnas viendo la tele en las cálidas camas del Tryp, y de otra bonita cena, esta vez en un tailandés iluminado con velas. Ah, y del cuento del muñeco roto que hacía feliz a un niño pobre o de los paseos para coger el tranvía y acabar perdiendo los nervios por no saber qué billete comprar. De La Talpa, el Cascanueces y las Matryoshkas. Y de la lluvia en el Palmengarten.
Por supuesto disfrutando también de la divertida despedida de solteros de mis amigos M & M, y de su fantástica boda el sábado pasado (ver foto). Y de esos fines de semana con mi familia en nuestra casa de campo, y los helados de cada noche o el par de horas en la playa de cada domingo por la mañana. Del Mahjong en mi DS, de la réflex que tanto ansiaba tener y de mi retorno a eBay para seguir coleccionando a mi icono favorito. Del regreso al cine de verano después de mucho más de una década (en Madrid, donde si no), a los bocatas bajo las estrellas y a la rebequina en pleno agosto. De las sardinas y tazones de leche, miaow. De la piscina de San Blas, su tinto de verano y las salchipapas. Del bus gratuito que nos llevó y nos trajo... De las camisetas de Pull & Bear (la colección retrofuturista y la colección DC Comics). De mi incursión a Chanel y Prada y de los 10.300 perfumes de Gaultier que he adquirido. De "Persépolis", "La momia", "Pequeña Miss Sunshine", "Largo domingo de noviazgo", "V" y "He-Man y los Masters del Universo". De tardes en el cine con mi hermana y mis sobrinos, y de las cenas posteriores en interiores y exteriores. De los dossieres dedicados a la Edad Media, las invasiones bárbaras, los Reyes Católicos, la Reforma y el feudalismo.
De los nininos, gusaninos, gatinos, moninos, enaninos, els vampirs, els duends, els smurfs y demás fauna cucamona. De esto, de aquello y de lo de más allá.
Pues sí, resulta que ha sido un verano maravilloso. Y yo...... yo he sido muy feliz.
FIN.