27.4.06

Existencia





















"El amor crea un pasado como por encantamiento y nos rodea de él. Nos da, por así decirlo, la conciencia de haber vivido durante años con un ser que no hace mucho nos resultaba casi extraño. El amor es sólo un punto luminoso, y sin embargo parece apoderarse del tiempo. Hace unos días no existía, pronto dejará de existir; pero mientras existe expande su luz tanto sobre la época que lo ha precedido como sobre la que debe seguirlo."

(Benjamin Constant // "Adolphe")

25.4.06

Música





















Los discos que más escucho últimamente y/o que acaban de llegar a mi cedeteca:

Brazilian Girls ---> "Brazilian Girls"
My Morning Jacket ---> "Z"
Husky Rescue ---> "Country falls"
Nouvelle Vague ---> "Nouvelle Vague"

Najwa ---> "Walkabout"
Rocío Dúrcal ---> "Las canciones de mis películas"
Mint Royale ---> "See you in the morning"
Nena Daconte ---> "He perdido los zapatos"

Dimitri from Paris ---> "After the Playboy mansion"
Dakota Moon ---> "Dakota Moon"
Imani Coppola ---> "Chupacabra"
Cliff Richard ---> "The whole story: his greatest hits"

Prince ---> "3121"
BSO ---> "La Sirenita"
Pet Shop Boys ---> "Very"
Tomoyasu Hotei ---> "Electric samurai"

PD: ¿Cuáles son los vuestros? Podéis contármelo todo, absolutamente todo...

21.4.06

Suspended from space and time

















No soy persona de quedarme en suspenso. Odio las medias tintas. O escribo un blog o lo elimino para siempre. De esto hablaba yo el otro día con mi querido amigo el Moderno, que sigue en Eslovenia y que, a pesar de la distancia, lo tengo más cercano que nunca gracias al teléfono. Le decía que no tenía ganas de blog, que me paso el día frente a un pc y que cuando llego a casa no suelo querer saber nada de la informática, amén de que no sabía de qué hablar y que no tenía fuerzas para visitar todas y cada una de las demás bitácoras para comentar vuestros posts. Lo siento. De momento no me despido de Blogger, pero tampoco sé con qué regularidad podré adentrarme en estos mundos. Ahora me pondré al día con vuestros cíber diarios.

En Murcia estamos en plenas fiestas de primavera, que vienen a celebrarse justo cuando acaba la Semana Santa. Este pasado martes día 18 fue mi cumpleaños. Ese día era el festivo primaveral por antonomasia en Murcia y pedanías: el famoso día del Bando de la Huerta, una exaltación de gente, buen tiempo, comidas a deshoras, claveles, refajos y trajes típicos regionales, que dicho sea de paso siempre me han parecido horribles y mira que a mí me gusta mi tierra. También día propicio para los comas etílicos, el descontrol absoluto, las turbas, los aseos libres inexistentes, las ambulancias a todo gas, el sentimiento fingido y súper hipócrita de felicidad de todo el mundo para contigo, etc... El día del Bando tiene su gracia durante cierto tiempo, cuando empiezas a salir y tal, pero ahora mismo lo considero el festivo más absurdo que conozco. Nunca me he vestido -disfrazado- de huertano y ya hace 3 años que me retiré del Bando, gracias. Se pretende celebrar lo bonita que es la huerta murciana en primavera, se hace un desfile muy ameno, colorido y divertido que recorre la ciudad por la tarde, se ubican barracas en los jardines de la capital para degustar la comida típica de aquí, pero con los años se ha transformado en la fiesta que más borrachos se congregan en las calles, algo así como un botellón que dura todo el día, quedando todo luego patas arriba, asqueroso a más no poder. Con esto vengo a decir que mi cumpleaños lo celebré en mi casa, con dos fiestas y distintos invitados para cada una de ellas: la primera duró desde la hora del aperitivo hasta la hora de la merienda, y la segunda llegó con la hora de la cena, y de ahí a la cama, hecho polvo de no haber parado en todo el día. Como hacía buen tiempo ambas fiestas tuvieron lugar en la terraza de mi casa, donde una de mis invitadas llegó a quemarse con el sol.

Últimamente, de camino al trabajo, escucho bastante en mi iPod a Najwa, que siempre me ha caído peor que mal pero de la que poseo todos sus discos. Estoy enganchado a "Capable".

Me alegra saber que la gente de mi entorno visita este blog a veces y disfruta con su lectura. Es difícil que lo que haces guste tanto a tus amigos o conocidos porque normalmente suelen tener un sentimiento extraño de pudor por tratarse de alguien a quien conocen mucho. Por eso voy a mandar un saludo a dos personas que sé que me leen asiduamente y que son fans de lo que hago: a mi querida P. (tú ya sabes quién eres y yo sé lo mucho que te gustan mis acuarelas, o que conduzca por tu campo en el coche de tu padre para recoger a tu hermana J.) y al gran descubrimiento que ha resultado ser A., que me considera ni más ni menos que "el hombre que maneja la luz y los rayos de sol".

4.4.06

El coleccionista
















Todos los trabajos tienen su punto surrealista, hasta el más normal. En mi nuevo empleo tengo que codificar/archivar todas las colecciones privadas de un poderoso empresario a cuya esposa yo le daba clases particulares de informática hasta hace poco. Ella fue quien me propuso para el puesto, pero del dramatismo y la actuación digna de galardón ya me encargué yo cuando me cesé a mí mismo de mi anterior trabajo. Ergo: cuando uno tiene ciertos contactos pudientes nunca está de más hablar de lo mucho que necesitas un trabajo porque ya tienes una edad y no sale nada de nada y todo está fatal y que si tú conoces a alguien que necesite gente pues avísame y bla, bla, bla… Resultado: puesto de empleo súper céntrico, buenas condiciones, absolutamente entretenido y fascinante, porque yo también soy un pequeño coleccionista y me siento como pez en el agua. El único “pero” es que este puesto de empleo durará mientras haya cosas por archivar, y eso puede llevar 2, 4 o 20 meses, no se sabe, razón por la que tengo un contrato por obra y servicio, ya que ni ellos mismos saben hasta cuándo seré necesario. Por este motivo, y por una cuestión más bien de seguridad, sigo realizando entrevistas de trabajo, y mientras tanto, tengo este estupendo puesto.

Hay un programa específico, diseñado expresamente para este señor (millonada al canto), donde archivo cada libro, cada cd, cada cómic, cada dvd, cada revista. Se debe introducir el mayor número de datos posible, y eso incluye foto de portada, foto del autor, biografía y bibliografía, premios concedidos, editorial, edición, número de colección (en cuanto a libros), mientras que los cd’s de música hay que ripearlos, pasando a formar parte de una base de datos gigantesca que tiene este señor y desde la cual su hijo puede llenar de música su iPod Nano. Si en un cd hay una colaboración con una determinada orquesta, hay que abrirle un expediente a esa orquesta con el fin de darla de alta en la base de datos y añadir todo lo que deba saberse sobre ella. En el caso de las revistas (colecciona National Geographic y Condé Nast Traveler, entre muchas otras de idénticas características –esto es, con fotos realmente preciosas) hay que incluir cada artículo y un breve resumen, y por supuesto quién hace las fotos y quién escribe el texto. En definitiva: un trabajo absolutamente metódico que encaja a la perfección con alguien tan ordenado como yo.

Ahora estoy archivando una colección de narrativa contemporánea. Tengo que leerme el argumento del libro para introducirlo en la base de datos, y de momento hay muchos libros que me gustaría leer porque su trama me ha parecido interesante, entre ellos “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, “Ulises” de James Joyce (todos mis amigos filólogos ingleses me están advirtiendo que ni se me ocurra leerlo, pero a mí me atrae bastante la idea de que cada capítulo esté escrito en un estilo absolutamente distinto, incluyendo uno de los últimos, que no contiene ni una coma ni tampoco ningún punto, sino que todo es del tirón) y “El péndulo de Foucault” de Umberto Eco. Se ha recibido una importante cantidad de cajas de un famoso librero murciano, repletas de colecciones completas que ha comprado recientemente mi jefe, una de ellas está compuesta por 700 libros de una serie de novelas grecorromanas. Repito: UNA de ELLAS, porque hay más… Por lo visto tiene una biblioteca en cada una de sus propiedades inmobiliarias, que vienen a ser unas cuantas y que no sé si yo tendré que visitarlas algún día para archivar lo que hay allí (uno de los destinos es Madrid). El programa también tiene su opción de préstamos para que gente del entorno de mi jefe pueda llevarse libros o películas o lo que sea que esté archivado. Lo dicho, funciona como una biblioteca.

Moraleja: la gente, cuando tiene muchísimo dinero, no sabe en qué gastarlo, pero siempre dan con alguna excentricidad, el no va más de las extravagancias, el sumun de lo estrambótico. Y yo encantado de que tengan estos caprichos, como os podéis figurar. La ilustración de hoy la he elegido por dos razones: la primera y más obvia es porque me gusta mucho (por determinadas referencias a cosas que me encantan, y no son los toros precisamente); la segunda, y que viene más a cuento, porque se titula “The collector”.

1.4.06

Energía en tránsito
















Ayer salí a hacer unas compras con una amiga y a las ocho de la tarde los termómetros marcaban unos terroríficos 27 grados. El calor era sofocante, yo apenas podía respirar, y al salir de las tiendas te sentías abofeteado por él. Pensé en lo que se acercaba, y si ahora tenemos esa temperatura, no quiero pensar qué será de mí en julio.

Odio el verano, lo odio con todas mis fuerzas. Odio el calor, odio la playa, odio que la gente pierda la cabeza ya mismo por irse a la costa a broncearse. Odio todo eso, lo odio mucho y lo odio a muerte. Que me guste el mar es otra cosa bien distinta, pero todo lo que representa el verano me saca de quicio. Quisiera yo saber qué atractivo le encuentra la gente a ir sudando cada dos por tres, a que el pelo se te quede hecho una mierda, a llevar una camiseta con las axilas y la espalda marcadas por el sudor... por más que lo intento no logro comprenderlo. Por supuesto que yo me bronceo, pero mientras estoy en el agua, nada de tumbarme al sol cual lagarto. Y por supuesto que voy a la playa cuando estamos en nuestra casa de campo, porque nos pilla al lado y uno se puede refrescar. Pero esas aglomeraciones... me pueden. Yo sería feliz en una calita desierta, sin nadie, sin ruidos, donde uno pueda estar en bañador sin complejos (me cuesta la vida, sí). No me gusta el naturismo, el nudismo o como se quiera llamar, me importa un bledo que la gente lo practique. Yo no lo haré, más que nada porque soy muy fetichista del corte blanco del bañador y no me gustan los bronceados absolutos. Y, cómo no, soy detractor acérrimo de las playas de ambiente gay, donde ir a una de ellas y pasearse por a) un mercado de carne y b) una casa de putas es lo mismo. Maravillas del estío... y todo lo contrario.

No me apetece actualizar, ni siquiera me apetece estar frente al pc últimamente. Estoy leyendo o haciendo cosas con mis amigos. El cambio de horario me ha descolocado por completo. Ídem con el cambio de estación, y eso que nací en pleno abril. Sí, mi cumpleaños está al caer, pero hay cosas que es mejor no saber para no desmontar al ídolo (risas). Siento el abandono para con vuestros blogs. Se hará lo que se pueda.

La ilustración de hoy es una bonita pintura llamada "On the summer wind", de la genial Jane Wooster Scott, que evidentemente me encanta por la sencillez de sus trazos y su toque naïve, como de cuento. Me encantaría tanto vivir en un lugar así... seguro que allí los veranos son maravillosos, sin calor, y con esas vistas tan fabulosas de montañas, árboles y prados verdes. Sería feliz viviendo en Asturias, por ejemplo.

Y por otra parte, todo va estupendamente bien en mi vida.