1.5.09

Diarios madrileños II

Martes 14
Es muy fuerte el frío que está haciendo y lo mucho que echo de menos mis abrigos, mis guantes, mis gorros y bufandas, mis rebecas de lana y mis jerseys gruesos. No qué qué es esto. Por otra parte, he recibido la tercera y última caja de eBay que puse con esta dirección. Una preocupación menos, que ya he tenido que reclamar por un producto que pagué hace más de 1 mes y que no me ha llegado. Me he cabreado muchísimo con los locutorios que hay por esta zona. Van muy lentos y se cuelga el navegador de Internet. Al final hemos vuelto al de los hindúes, que Gunillo decía que no le gustaba porque olía raro, pero nada que ver. Funciona de maravilla. Nos hemos enfrascado tanto en la navegación cibernética que se nos ha pasado la hora a la que habíamos quedado con la Reina Pandora y su novio para cenar en casa, así que nos han llamado al móvil desde el portal y hemos salido pitando. Y como no teníamos ganas de cocinar nada hemos acabado recurriendo a lo fácil: llamar a Telepizza. Cervezas, vino, chips variados e incluso palomitas de maíz para un martes noche que más bien parecía sábado ídem.

Miércoles 15
Hoy es un día grande: ya tengo mi carnet de las bibliotecas de Madrid. Gunillo me ha llevado con toda la ilusión del mundo y ahora, cada vez que lo veo en mi cartera, me ilusiono yo también. He sacado dos libros de historia del vestido y el dvd de una peli fetiche de mi infancia, “Transilvania 6-5000”, uno de esos productos trash que no le gustan a nadie. Gunillo, por su parte, ha cogido una peli de Vincent Price, que mira que hemos visto ya unas cuantas y siempre terminamos aburridísimos de lo malas que son, pero nada, que no podemos evitar seguir viéndolas, hijas (memorable y recomendable “El abominable Dr. Phibes”, quizás la única de Price junto con “Los crímenes del museo de cera”). Me ha encantado pasear por la calle Roma, próxima a Ventas. Hay unas casas que parecen haberse colado por el túnel del tiempo que me han vuelto loco de lo bonitas que son. Súper evocadoras. Estoy harto del frío que hace y, peor aún, de las partículas que sobrevuelan el aire. No he podido disfrutar del todo de la excursión debido a éstas, ya que me han dejado los ojos llorosos y casi no podía abrirlos del todo. Para colmo, las bajas temperaturas han afectado a mi zona lumbar y me noto la espalda cargada, por lo que no estoy yo para muchos paseos. Para lo que sí estoy es para tomar cervezas al filo de la medianoche en el bar que hay debajo de casa, en el que cuando no tienen mucha clientela ponen una música disco muy buena. Es como nuestro bar, el típico de las pelis y series americanas del que nunca salen los protagonistas. No estamos todos los días, pero nos gusta saber que ahí abajo tenemos siempre un local para tomarnos algo cuando nos salga del mondongo. Y después, capítulo antiguo de “Mujeres desesperadas”, que nos estamos aficionando y mira que me negaba a ver esa serie.

Jueves 16
Hoy hemos ido al tanatorio a ver a mi amiga Lily porque ha fallecido su abuela paterna y me he reencontrado con sus padres y su tía Mo después de 8 años y pico. Y nada, como si nos hubiéramos visto el día anterior. De vuelta a casa no sé qué narices hemos estado haciendo pero el caso es que hemos terminado de comer a las seis de la tarde… Gunillo dice que tenemos lagunas temporales en las que no sabemos qué ocurre, tipo lo que sucedía en “El libro de las sombras”, la malísima e innecesaria segunda parte de la bruja de Blair. El que te cuento se ha empeñado en ir a nadar, que ya llevaba muchos días en plan pasivo gimnásticamente hablando, así que le he dicho que yo me quedaba en casa, echando mano de su portátil para terminar unas cosas. Y por la noche, otra vez a tomar cervezas en nuestro bar…

Viernes 17
Gunillo se va a Buenos Aires por la tarde/noche, pero antes, por la mañana, hemos estado en El Prado viendo la exposición temporal de pintura victoriana que se engloba bajo el título de “La Bella Durmiente”, la cual tenía muchas ganas de ver. Mi favorito fue, nada más verlo, el gigantesco cuadro de Edward Burne-Jones que mostraba al Rey Arturo moribundo en Avalon rodeado de diversas reinas, entre ellas su hermanastra Morgana. Al término me he comprado la lámina como siempre hago con los cuadros que me gustan. Mi carnet del paro sirve para algo más que para sellarlo cada tres meses (ergo: la entrada al museo me ha salido totalmente gratis), pero en serio os digo que pagar 6 euros única y exclusivamente para ver esta exposición es tremendamente ridículo puesto que (y esto no lo avisan en ningún sitio) sólo consta de 9 cuadros y 4 o 5 bocetos y/o estudios preliminares de las obras. Hemos terminado de comer, una vez más, casi a las cinco de la tarde, y ya me ha quedado claro que nos resulta totalmente imposible hacerlo a una hora normal y corriente. Siesta de una hora. Mientras Gunillo se termina de preparar el equipaje, me despido de él y quedo con Lily y sus padres para comprar las cosas de mañana, que es mi cumpleaños. Ceno con ellos y, de vuelta a casa, me maravillo con el libro que saqué el otro día de la biblioteca: “El papel de la moda”, en el que todos los vestidos expuestos están hechos precisamente de papel. ¡Impresionante!

Sábado 18
Mi 32º cumpleaños. El primero fuera de mi casa. Todo el día con el teléfono pegado a la oreja, recibiendo llamadas y sms de los habituales/necesarios y de los que no te esperabas, y NO recibiendo nada en absoluto de los que sabes que siempre se olvidan y aparecen días más tarde, o de los que ya se han dado cuenta que tú cortaste toda relación amistosa hace siglos y seguían felicitándote aunque tú no lo hicieras con ellos. Ya tengo confeccionada mi lista acerca de qué hacer en próximos cumpleaños: a quién felicitaré con llamada o con sms y a quien no felicitaré de ningún modo. Todo el día asimismo en el ático de Lily, con su novio y los padres de ella. Un vaso en la mano en cada momento (a saber: cerveza, vino tinto, vino rosado de aguja, sidra, Malibú con piña…), y unas risas que no veas (“Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí” siempre fue, es y será una inagotable fuente de inspiración). En definitiva, un cumpleaños muy divertido y ameno a pesar de que es el primero que no pasaba con mi familia y que Gunillo estaba en Buenos Aires. Dato informativo: estoy más que harto del tiempo invernal que sigue haciendo por todas partes. Mira que odio el calor, pero por favor, que llegue ya el buen tiempo, o al menos uno en el que no tengas que cambiarte de ropa 4 veces al día. Y mañana a La Latina…

Domingo 19
He asistido a una de esas fiestas de cumpleaños en casa de alguien (amigo de mi churri), a las que acuden personas que no conoces y otras a las que sí, pero el caso es que te relacionas sin problema alguno con la mayoría (porque otros son tan especialitos que no les interesa la gente que no tiene un encanto atrayente o novedoso, léase, alguna modernísima, alguien extranjero, bla, bla, bla) y acabas bebiendo tantísimo que, a punto de explotar la vejiga, dejas conversaciones a medias con un “perdona un segundo porque tengo que ir al baño”, y cuando sales de él ya no recuerdas lo que estabas hablando ni con quién estabas hablando. Qué fuerte. Bloody Mary, sangría con ginebra, vino tinto, cerveza, gin-tonic, vodka-tonic y no-sé-qué-más-tonic… Y un catering excepcional, y unas risas inolvidables, y las promesas de volver a quedar con esa gente aun sabiendo que todo se dice bajo los efectos del alcohol, y la certeza de que no te arrepientes de haber acudido a la fiesta aunque no estuviera tu novio, a pesar del terrible dolor de cabeza que traes a casa y que parece que en cualquier momento te vaya a estallar en 1.000 pedazos. Pffffff…

Lunes 20
Al fin llegó Gunillo de Buenos Aires, a las 5 y pico de la mañana, y con ganas de charla. ¡Pero qué horas son estas de charlar! Me volví a dormir como y cuando pude, por lo que me he pasado el resto del día como un zombi. No he tenido resaca, menos mal, pero lo que sí tengo es una sensación horrible de cansancio. Desplomado. Y el otro está igual, máxime después del paseíto que nos hemos dado esta tarde, que hemos llegado hasta la mezquita que hay por la N30 porque teníamos el capricho de comprar dulces árabes, que nos encantan, y aquella zona está repleta de supermercados y tiendas moras. No me gusta nada entrar en ellas porque despiden un olor fortísimo, a especias, a carne o a ambas cosas multiplicadas por 100. Me tira mucho para atrás. Y luego está lo que dice Gunillo, y es que uno está rodeado de chinos o japoneses y no pasa nada raro por su cabeza, es más, reina la tranquilidad, pero cuando hay árabes agrupados en algún jardín o alguna calle o alguna tienda, se pone tenso y nervioso. Estoy súper de acuerdo, por lo que creo que finalmente, y muy a mi pesar, tendremos que olvidarnos del viaje que pensábamos hacer a Estambul. A la ida, uno de ellos estaba mendigando por la calle y hemos pasado de largo; a la vuelta, el tío ha empezado a gritarnos cosas en árabe, quizá insultándonos, no sé. Yo lo que sé es que la inmensa mayoría de esta gente que viene de fuera (sea el país que sea) son los primeros y más racistas, y luego bien se quejan a la primera de cambio de que lo somos nosotros. Cómo les gusta ir de víctimas, brrrrrr, qué rabia me da. La noche la hemos rematado cagándonos en todo al ver que estaba cerrado nuestro bar de aquí abajo por ser lunes, por lo que hemos tenido que buscar otro que ha resultado ser un asco al que no pensamos volver. Hoy, a todo esto, ha sido el 20 aniversario de Telepizza y para celebrarlo, sólo en Madrid, había una oferta de pizzas pequeñas a 1 euro. Deberíais haber visto las colas que había montadas, que daban la vuelta a la manzana. La gente es muy cutre, muy buitre y también unos muertos de hambre, porque yo no hago esa cola ni borracho, y mira que aún me queda alcohol en el cuerpo después de este fin de semana.

Martes 21
¿No quería el otro día que llegara el buen tiempo?, pues ahora toma, dos tazas de calor casi veraniego. ¡Insoportable! En Madrid siempre hay algo que hacer, lo estoy descubriendo cada día que pasa. Desde que estoy aquí no ha pasado un solo día que me haya quedado en casa más de 3 o 4 horas, y es que no necesitas quedar con gente, es cierto; basta con salir a la calle a pasear. Afortunadamente, el 99% de los días he estado acompañado, que siempre es de agradecer, aunque eso equivale a gastar, y es lo que estoy tratando de recortar al máximo, por lo que se va a terminar lo de comer y cenar fuera con tanta frecuencia, que esto no es Jauja ni yo soy el Tío Gilito. De todas las fotos que pensaba hacer en soledad (porque uno no hace las mismas fotos solo que acompañado), no he hecho ninguna, así que creo que en próximas idas y venidas no pienso traer la cámara, ni mucho menos la colección de películas que me traje y que tampoco han sido visualizadas. A ver si ahora va a resultar que no soy tan materialista como pensaba y que me puedo desprender fácilmente de mis cosas. A la vista está que en lo que va de mes no he comprado nada en eBay. Esta mañana, a las 6 en punto, Gunillo salió de nuevo de viaje, así que me toca estar “solo” hasta el jueves por la tarde. Un mosquito me ha cosido entero, por lo que he estado tres horas enteras con los ojos como un búho rascándome sin parar. Para despedirme de mi vida callejera de gastos culinarios que citaba líneas atrás me fui a comer con mis amigos al Barrio de Salamanca y luego a ver ropa, cayendo tan enamorado de una cazadora marrón y una rebeca gris, ambas de DKNY, que creo que voy a volver mañana a por ellas con todo mi fandango y parte del vuestro. Cafés en Starbucks, paseo por el centro, cañas por La Latina, cena en la Cava Baja (en La Peonza, el restaurante con los camareros más antipáticos de Madrid y la comida con precios más disparatados; jamás volveremos) y vuelta a casa. Me sigue faltando descansar en condiciones, pero antes, ya he confeccionado la lista de tareas para mañana.

Miércoles 22
No dos, sino tres… tres chaquetas de DKNY han caído. Qué poca vergüenza. Gunillo sigue fuera, así que tras realizar gestiones en una copistería del barrio, he comido con Lily en el parquecito que hay junto al Corte Inglés de Serrano. Sigue haciendo mucho calor. Luego me pasé por la biblioteca de la calle Azcona para devolver unas cosas y aproveché para solicitar una hora gratuita de Internet, que iba fatal. Ni siquiera se podía entrar al Facebook por no sé qué restricción, con lo cual me volví a casa y esperé a que se hiciera la hora a la que había quedado con Lily para ir a su casa a que me ayudara con el envío de c.v. y registros en varias páginas de empleo. Después de la cena me vine al pisito y me dormí tras haber leído el último número de GQ Style, y no es para menos: odio los textos de las revistas de moda. ¿Quiénes son ellas para determinar lo que alguien puede ponerse o no? Por cierto, que lleva un artículo acerca de Internet que reza algo tan cierto como “Lo que escribas en tu blog no es relevante para nadie”, así que voy a ir echándole el candado a este diario en cuanto termine este post porque es absolutamente cierto.

Jueves 23
Al fin llega Gunillo. Me he pasado la mañana apuntándome a ofertas de trabajo en Infojobs y tras dormir la siesta he recibido una llamada para citarme a la primera entrevista en Madrid. Qué nervios. Los he mitigado con la sesión nocturna de cañas y pinchos en compañía del que te cuento, la Reina Pandora y su novio.

Viernes 24
A las 15 horas entrevista a dos paradas de metro. Ahora, a esperar la llamada que puede o no puede realizarse. Evidentemente no voy a dar ningún detalle público de lo acontecido, pero desde luego nosotros siempre sacamos anécdotas de todo. Por la tarde nos vamos con Lily de cañas y tapas por La Latina y acabamos cenando nachos y alitas de pollo picantes en el T.G.I. Friday’s de Gran Vía. El local es fantástico, no así los camareros-animadores que nos ponen nerviosos. Más tranquilidad, chicos… A la vuelta, debido a los gigantescos cócteles de la cena, vamos todos pelín mareados.

Sábado 25
Disgustazo: a Gunillo le han cambiado el vuelo a Ecuador de lunes a miércoles, por uno a Atenas y las Islas Griegas de domingo a viernes, por lo que toda la semana próxima voy a estar solo. Tras las compras de rigor por el barrio, las cocinillas y las siestas de turno, recibimos la invitación de Lily para cenar en su ático. Evidentemente, vamos…

Domingo 26
Está nublado y hace frío de nuevo. Menos mal que el otro día encontré una cazadora gris monísima en Celio que abriga un montón. Gunillo se fue a Atenas a las 10 y pico de la mañana y yo he estado haciendo fotos en mi jardín favorito, El Capricho, hasta la hora de comer. Comida en casa, siesta y caminata hasta Callao desde casa mientras conversaba telefónicamente con mi amiga Caipirinha. Compra de dos muffins con arándanos en el Starbucks y vuelta al piso. Qué ganas de que empiece la semana para ver más movimiento por todas partes. FIN DEL DIARIO.