El miedo de un escritor es enfrentarse a un folio en blanco y quedarse en ídem. El miedo que provocan los reencuentros después de muchos años sin ver a una persona que fue especial para ti es similar al del escritor: el mismo temor a quedarse en blanco o, dicho de otra manera, a que no haya feeling. Afortunadamente este año no me ha ocurrido nada de esto con todos los reencuentros que he tenido y que a día de hoy han seguido produciéndose. El último ha sido con mi amiga granadina a la que alter-egomente llamaremos Best Bitch (BB). Seis años después…
En una de esas tardes de nostalgia que tan a menudo tengo decidí llamarla y olvidar el encontronazo que tuvimos hace tiempo por (como suele ser en estos casos) una tontería monumental. Y a estas alturas de la vida, y con lo mayores que somos ya, no estamos como para andarnos con chiquilladas y hay ciertas cosas que se olvidan con total facilidad y sin guardar un ápice de rencor. De modo que tras hablar por teléfono durante casi 2 horas aquella tarde de junio, recordando viejas vivencias, poniéndonos al día de las nuevas y comunicándome que en breve vendría a Madrid para visitar a unos amigos suyos, quedamos en vernos aprovechando que yo estaba aquí. Y hace dos viernes se obró el milagro en el kilómetro 0 de la Puerta del Sol. Es curioso que todos estos reencuentros se estén produciendo en esta ciudad, ante lo cual siempre le digo lo mismo a la persona en cuestión: “¡Quién nos iba a decir hace x años que nos íbamos a encontrar de nuevo en Madrid!”.
Vi a la misma persona que conocí en los años 90 en Granada, cuando fui por primera vez de visita a casa de unos amigos (BB era la novia de uno de ellos). Desde aquel momento mis visitas se sucedieron una vez al mes durante más de dos años, y duraban un mínimo de dos semanas, o incluso más. Nos hicimos tan amigos y vivimos tantas historias que a día de hoy las seguimos recordando con melancolía y muchas risas. Y ahora, seis años después, me he encontrado con la versión mejorada de BB, así que como supondréis pasamos un día muy emocionante y divertido.
El mismo día comenzaron los preparativos de las reformas en el nuevo piso, teniendo el sábado en casa al fontanero durante 9 interminables horas, por lo que el viernes noche no pude quedarme en los bares todo el tiempo que hubiese querido. Mientras él faenaba, yo aproveché para seguir haciendo unos dibujos/ilustraciones que pretendo presentar en algunas galerías de arte emergente a ver si hay suerte y me los exponen. Necesito pasta… Aunque nada como tomarse unas Heineken con Miss Ketchup y María del Mal para olvidar los problemas y echarse unas buenas risas.
PD: En los próximos días, aquí, en Rayos D, el post del momentazo del año…
En una de esas tardes de nostalgia que tan a menudo tengo decidí llamarla y olvidar el encontronazo que tuvimos hace tiempo por (como suele ser en estos casos) una tontería monumental. Y a estas alturas de la vida, y con lo mayores que somos ya, no estamos como para andarnos con chiquilladas y hay ciertas cosas que se olvidan con total facilidad y sin guardar un ápice de rencor. De modo que tras hablar por teléfono durante casi 2 horas aquella tarde de junio, recordando viejas vivencias, poniéndonos al día de las nuevas y comunicándome que en breve vendría a Madrid para visitar a unos amigos suyos, quedamos en vernos aprovechando que yo estaba aquí. Y hace dos viernes se obró el milagro en el kilómetro 0 de la Puerta del Sol. Es curioso que todos estos reencuentros se estén produciendo en esta ciudad, ante lo cual siempre le digo lo mismo a la persona en cuestión: “¡Quién nos iba a decir hace x años que nos íbamos a encontrar de nuevo en Madrid!”.
Vi a la misma persona que conocí en los años 90 en Granada, cuando fui por primera vez de visita a casa de unos amigos (BB era la novia de uno de ellos). Desde aquel momento mis visitas se sucedieron una vez al mes durante más de dos años, y duraban un mínimo de dos semanas, o incluso más. Nos hicimos tan amigos y vivimos tantas historias que a día de hoy las seguimos recordando con melancolía y muchas risas. Y ahora, seis años después, me he encontrado con la versión mejorada de BB, así que como supondréis pasamos un día muy emocionante y divertido.
El mismo día comenzaron los preparativos de las reformas en el nuevo piso, teniendo el sábado en casa al fontanero durante 9 interminables horas, por lo que el viernes noche no pude quedarme en los bares todo el tiempo que hubiese querido. Mientras él faenaba, yo aproveché para seguir haciendo unos dibujos/ilustraciones que pretendo presentar en algunas galerías de arte emergente a ver si hay suerte y me los exponen. Necesito pasta… Aunque nada como tomarse unas Heineken con Miss Ketchup y María del Mal para olvidar los problemas y echarse unas buenas risas.
PD: En los próximos días, aquí, en Rayos D, el post del momentazo del año…