Estoy tan obsesionado con el continente en el que vivo, que descubrir en un supermercado próximo a nuestra casa de campo que venden productos importados para satisfacer a todos los guiris que viven allí (normal, tratándose de un soleado pueblo con playa) me hizo la persona más feliz del mundo, amén de hacerme sentir como si estuviera comprando en el extranjero y traerme reminiscencias de los supermercados checos y alemanes. Ay, y es que algunos estarán como locos con la cultura asiática (que tampoco me desagrada pero creo que ya está muy vista), ¡pero a mí que no me quiten Europa!
Cerveza checa, riquísima y enorme.
Romántica cerveza aromatizada con tequila.
Coca-Cola de cereza, o cómo beberse un Kojak.
7Up de cereza, jamás visto por estos lares.
Más que cerveza de gengibre, refresco con sabor a ídem y limón.
Nuevas variedades de Kit-Kat raramente vistas, ¡y extremadamente riquísimas!
Dairy Milk de Cadbury, chocolate con trozos de frutas y nueces.
Chocolatina rellena de caramelo.
Totalmente prescindible y de pésimo sabor, pero con un nombre y envoltorio chulísimos.