14.4.09

Diarios madrileños I

Lunes 6
Al fin en el tren tras muchos viajes de vuelta a mi ciudad natal para solucionar diversos asuntos. La tristeza está en el aire. Mi cuerpo y persona se acostumbran a estar en un sitio y luego les cuesta dejarlo, por lo que las lágrimas y la sensación de que tal vez esta sea la ocasión en la que ya me instale de manera definitiva me tienen bastante alterado y nervioso, no obstante, a quien me pregunta si me voy definitivamente le contesto que no me gusta usar esa palabra porque suena como a irse para siempre y no regresar nunca más, y yo prefiero pensar que voy a tener la opción de poder visitar a mi gente de toda la vida cada x fines de semana. Así que simplemente digo que me voy a Madrid y punto, como siempre he hecho. El trayecto en tren se me hace rápido, como de costumbre. No recuerdo viajes pesados, a excepción de uno en el que me tocó un señor orondo que no paraba de roncar. Desde entonces llevo en el bolso unos tapones para los oídos, por si las moscas. No soporto que la gente vaya hablando a viva voz y que mantengan los móviles con el volumen al máximo y atiendan llamadas sin usar las plataformas externas. ¡Tranquilidad por favor! Al final ni siquiera acabo echando mano del iPod ni de la DS, por lo que creo que no volveré a viajar con ellos. En su lugar empiezo a leer "Drácula", de Bram Stoker. Hace años me había leído la novelización de la hermosa película de Coppola y siempre había querido tener el original de Stoker. Los diarios de Jonathan Harker son, de momento, lo más interesante, no como los de Mina Murray, que se me hacen muy pesados y no tengo más remedio que leerlos en diagonal. El caso es que el tren se detiene en Aranjuez durante media hora y cuando reinicia la marcha comprendo el por qué: un señor se ha suicidado, siendo arrollado por el tren que viajaba en dirección contraria. Yo, que voy sentado junto a la ventana, me trago todo el dantesco espectáculo post suicidio: metros y metros de intestinos, tripas, riñones y demás vísceras esparcidas por la vía. Horrible. Al llegar a casa me encuentro con una de las sorpresas a modo de recibimiento que me tiene siempre preparadas mi churri, y por ser Pascua, me ha colocado monedas de chocolate por toda la casa para que yo las vaya buscando, y como guinda, un huevo de chocolate gigantesco con sorpresa en el interior, ¡ñam! Un paseo por el barrio, que sin duda es mi favorito, concluye con una cena rápida a base de patatas bravas y pinchos morunos en un bar del centro tras haber huído de la repentina lluvia.

moneda
La única que queda a estas alturas...

Martes 7

Gunillo tiene curso matinal impartido por su compañía aérea, por lo que decido pasear por esta calle en la que con tanto comercio apetecible a sólo dos o tres pasos acabas perdiendo la cabeza (todo un peligro para mí). Para colmo han abierto recientemente una tienda danesa de lo más estupenda en la que venden productos estilo Muji pero a precios mucho más asequibles y sin tanta tontería y estupidez. Me lo he comprado casi todo ya, incluyendo una taza para el desayuno porque la de tamaño extra grande que "tomé prestada" en el Starbucks meses atrás la dejé en Murcia. Y si cuando la pusieron a la venta me pareció horrible, ahora estoy encantado con la primera colección masculina de Blanco. Con la gracia de que la mayoría de prendas las tienen al 50% me he traído también media tienda, habiéndome solucionado ya la indumentaria que luciré si Dios quiere en la próxima comunión de unos primos míos. Una preocupación menos. Y cuando Gunillo llega a casa no nos apetece nada cocinar, por lo que nos vamos a comer al Wok Delight, donde además de sushi y demás comida asiática (que mira que ya está más vista que el tebeo), nos zampamos dos o tres platos de wok preparados ante nuestras narices. Decidimos, de repente, hacer una escapadita a alguna ciudad cercana, como Cuenca, Toledo, Segovia o Salamanca, pero es imposible encontrar hoteles con habitaciones libres. Semana Santa, ¡a quién se le ocurre! Para quitarme la pena decido que mi cena va a consistir en 2 hot-dogs, una lata de Fanta de limón y un cigarrillo. Mientras tanto, Gunillo duerme plácidamente ya que mañana madruga mogollón para ir al curso. Me entra la nostalgia y la llorera porque echo muchísimo de menos a mis padres...

taza
¡Ya dormirás cuando estés muerto!

Miércoles 8

Antes de venirme a Madrid, compré unas cosas en eBay y se me ocurrió que sería mejor que me llegaran aquí, evitando así mosqueos y enfados de mis padres al ver llegar tanta caja. Hoy recibo la primera y me hace mucha ilusión ver mi nombre unido a esta dirección postal. Gunillo vuelve a estar en el curso, y yo en las tiendas... Asalto otra vez la tienda danesa y las sucursales de Blanco de Fuencarral y Gran Vía, decidiendo sin duda que sus dependientas son las más simpáticas y agradables que he visto en mi vida. Un diez para ellas. Una vez de vuelta a nuestra zona dudo acerca de comprarme las Munich color fucsia que persigo desde hace dos veranos. Qué dilema más tonto. Al término de su curso (hoy es el último día), Gunillo llega a casa, pero yo tenía tanta hambre que no he podido evitar pasarme por el McDonald's y matar el gusanillo comprándome una rica hamburguesa de pollo y 4 McNuggets, festín por el que he pagado únicamente dos euros. Tras la riña pertinente en plan madre ("¡Ahora no vas a comer nada!"), me acabo tomando lo que preparamos a su llegada. Y esa siesta que nunca puede faltar tras habernos tragado un par de documentales de animales de La 2 (sí, nosotros los vemos). Por la tarde planeamos ir a patinar al Retiro, o ir al gimnasio del barrio, o incluso mirar unas cosas por Internet, pero como siempre, nuestros planes se quedan en agua de borrajas y Gunillo acaba yéndose a su cita con el dentista mientras yo me acerco a mirar la cartelera del cine más próximo por si cae la breva. Horas más tarde, y ante mi asombro, recibo el segundo paquete de eBay, y me extraña bastante ya que en Murcia el servicio de Correos sólo funciona por las mañanas. Pero yo encantado, oiga. Y mientras él plancha, yo comienzo a dibujar en mi nuevo libro procedente de la tienda danesa.

libro
Me horroriza la iconografía de El Principito, por lo tanto evitad pensad que me he inspirado en él.

Jueves 9

Hemos pasado el día en Chinchón, pueblo madrileño al que llevábamos mucho tiempo queriendo ir tras varios intentos fallidos, y nos ha gustado mucho. Particularmente soy ultra defensor y fanático de este tipo de pueblecitos tranquilos con arquitectura en plan mesón castellano similar en todas las casas, y si hay un castillo de por medio en lo alto de una colina mejor que mejor (en este caso también lo había). Lo que no sabíamos es que fuese a haber tantísimo turista, lo cual convierte el lugar en un ídem muy concurrido y animado. De todas maneras da un poco de tristeza ver tantas casas deshabitadas, cerradas a cal y canto, y llegamos a la conclusión de que la gente joven acaba yéndose a vivir a la ciudad. Entre otras cosas hemos comido unas alitas de pollo que más bien parecían alas de murciélago gigantes. Horrorosas. Le pedí al camarero que las pasara un poco más y al rato nos las volvió a traer igual de blancas. Nos dieron tanto asco que tras haber comido un poco, se las acabamos tirando a un gato que merodeaba las mesas de la terraza. De regreso a la ciudad, paseamos por el Retiro, accediendo por una puerta distinta que me permitió conocer zonas nuevas del inmenso parque. De ahí, al sempiterno y tranquilo Barrio de Salamanca, donde permanecimos charlando sentados en uno de sus bonitos e incómodos bancos de estilo art nouveau, y criticando las indumentarias de las señoras que pasaban ante nuestros ojos. Menudas... Hace un tiempo absolutamente primaveral...

chinchon

Viernes 10

... nada que ver con lo de hoy, que después de haber salido de paseo matutino aprovechando los rayos de sol, el cielo se ha vuelto gris en cuestión de segundos y se ha levantado un aire heladísimo que ha venido acompañado de una lluvia muy incómoda que te obligaba a tener los ojos entornados todo el rato. Eso, unido a que todas las calles están vacías, sin apenas coches, dan la sensación de ciudad fantasma que te deja un poco ploff. Antes del cambio climático, fotografío con entusiasmo la mítica fachada de Almagro 38, que nos topamos con ella sin comerlo ni beberlo. Para quien no lo sepa, esto se corresponde con la no menos mítica escena de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" en la que Carmen Maura está en una cabina telefónica y le cae encima la maleta de Antonio Banderas que Julieta Serrano le lanza desde el balcón de dicha dirección. Corriendo a toda prisa para guarecernos del terrible clima (y echando de menos gorros, abrigos y guantes... muy fuerte, tratándose de abril) hemos acabado sin saber por qué en una de las zonas que menos nos gustan de Madrid y que más desesperación y nerviosismo nos producen: La Castellana. Al final de la misma (si es que es posible divisar el fin de tan interminable avenida), y con un hambre atroz, descubrimos un restaurante italiano divino en el que entramos a comer y nos deleitamos con la decoración del interior. A la salida del mismo, que se llamaba La Nicoletta, y como el tiempo sigue aún peor, corremos a toda prisa a los cines que hay en Goya y vemos "La duquesa", que nos apetecía muchísimo y nos gustó otro tanto. Al final hasta me voy a reconciliar con Keira Knightley. La sala de cine está empapelada maravillosamente recreando el salón de una casa, pero en general es cutre debido a su tamaño. Tanto Barrio de Salamanca para ésto. Rematamos la faena con un plan más que apetecible: reunión/tertulia y picoteo/copichuelas en casa con la Reina Pandora y su novio, que sin duda son nuestra pareja predilecta de la capital del reino y con la que siempre se puede contar para todo. Estamos deseando que pase ya tanto festivo y que abran de nuevo los comercios y, por ende, que vuelva la vida a estas calles tan muertas.

almagro
Almagro 38


cine
Más que sala, salón de cine

Sábado 11

Mi cuerpo ya se ha adaptado una vez más a estar aquí y ya no siento la misma nostalgia que días atrás, o al menos no con tantísima tristeza y melancolía. Y una de las cosas que más me gustan de estar aquí es cuando salimos a hacer la compra al supermercado, viviendo en esta ocasión un suceso la mar de anecdótico y sorprendente que Gunillo explica muy bien en su blog. Hoy tiene vuelo a Perú, y como es por la noche tenemos aún toda la mañana y la tarde para hacer cosas, pero al final optamos por cocinar, ver la tele y echarnos una siesta reparadora. Y cuando se marcha, el silencio reina en la casa, pero yo tengo planes... Dos horas antes de la hora de las brujas ya estoy junto a Miss Ketchup y María del Mal camino del Respiro, un concurrido bar de tapas de los de toda la vida situado en Chueca, donde tomamos cervezas y sus correspondientes tapas (gratuitas) hasta bien entrada la madrugada. Hace un frío que pela, y eso, unido a la indecisión a la hora de decidir dónde ir después, hace que nos recojamos antes de tiempo, lo cual me viene de perlas ya que al día siguiente tengo un compromiso y no puedo llegar a horas intempestivas, y como no tengo especialmente sueño sigo leyendo "Drácula", que ya voy por los diarios del Dr. Seward y su paciente más inquietante, el Sr. Renfield, que no sé si sabréis que en la peli de Coppola lo interpretó Tom Waits, ese cantautor que no me gusta nada de nada y al que Scarlett Johansson hizo un disco homenaje versionando sus canciones. Qué miedo.

dracula
Domingo 12

Todo el día en el fabuloso y luminoso ático de mi amiga Li y su novio, donde comemos, bebemos, hablamos y nos reímos durante el aperitivo, la comida, la merienda y la cena. He enviado mi currículum a una empresa que me aconsejó la Reina Pandora el viernes y, de paso, le enseñé a Li las últimas novedades en Barbies, que también la vuelven loca. Hemos visto nuestra película fetiche, "Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí", que no la veíamos juntos desde nuestros tiempos en Granada a finales de los años 90, y he descubierto que hacer el pedido a Telepizza a través de su página web conlleva a recibirlas antes de tiempo y a obtener un 30% de descuento. Hay que poner Internet en esta casa YA. La conclusión de esta Semana Santa es que no hemos visto ni una sola procesión y que yo me he perdido las de mi ciudad, que considero que son las más bonitas de España, con esas esculturas tan sublimes de Salzillo. Pero nada, a ojos del mundo entero, por alguna razón que aún no comprendo, sólo parecen existir las de Sevilla...

lucas
"Yo podía haber sido una estrella del voleyball"

Lunes 13

21º cumpleaños de mi sobrina, a la que llamé para felicitarla. Le han regalado una Sony Cyber-Shot igual que la mía pero de color rosa y malva, y yo creo que le voy a regalar (entre otras cosas) una sartén que venden aquí enfrente que hace los huevos fritos con forma de corazón. Me dijo mi madre que a mi sobrino ya le había llegado la camiseta de Slayer que le pedí a través de la web oficial, y que mis dos paquetes pendientes de eBay siguen sin llegar. Me va a tocar volver a reclamar. Estuve solo todo el día porque Gunillo no llegaba hasta bien entrada la madrugada, por lo que para evitar salir a la calle y arruinarme en las tiendas decidí limpiar el salón (incluyendo cristales por dentro y por fuera, que no sé cómo no me he caído a la calle desde este 2º piso). Comí michirones en honor a mi tierra. Cuando lo vi en el Mercadona no me pude resistir a comprar la lata de Lozano, empresa también típicamente murciana. ¡Que no se diga! Ahora, que como las caseras ningunas. El impresentable de Peter olvidó que habíamos quedado por la tarde/noche y yo, ni corto ni perezoso, me fui de excursión al Vips que tenemos en nuestra calle y que descubrí de pasada el otro día después de casi 2 años. No soy nada fan de la cadena Vips, pero en su apartado de libros de diseño, fotografía, viajes y demás joyas tipo Taschen tienen siempre muy buenos descuentos, y ahí es donde he pasado más de 1 hora. He acabado comprando un magnífico libro de cocina para inexpertos editado por el Canal Cocina, porque sí, queridos lectores, debéis saber que Marsónico no llega más allá de freír un huevo, y junto con la plancha y la colada son las tres asignaturas que espero aprobar en breve aquí. El sábado ya hice mis pinitos con la plancha y dejé en muy buenas condiciones mi camiseta de Iron Maiden comprada en Pull&Bear hace dos temporadas o más. Me encantan las camisetas de grupos rockeros o heavies de los que no soy nada fan. Es una de mis excentricidades. Había pensado ir a ver "Los abrazos rotos" pero el pase había empezado hacía un rato, por lo que me volví a casa y me puse a ver uno de mis programas favoritos, Madrileños x el Mundo (con x), emitido por Telemadrid, que hoy estaba dedicado a Namibia y Ciudad del Cabo. África es un continente que me atrae muchísimo, debéis saberlo también. Al cambiar de canal momentos más tarde, el programa de TVE1 que imita descaradamente al de Telemadrid está dedicado a Cabo Verde... ¡qué originales! Lo que sí es común en ambos programas y en todos los destinos es que todo el mundo es gente de pasta, con un sueldo flipante y unas casas de más de 1.000 metros cuadrados. Son todos unos pijos, así que no me vengan con historias. Por otra parte, es curioso que todo el mundo esté hablando sapos y culebras del último film de Almodóvar. Por lo visto se está quedando sin recursos y ya únicamente sabe recurrir a guiños cinéfilos o tramas enrevesadas, por lo que no estoy seguro de si acabaré pagando por verla. Ya veremos.

michirones