27.4.09

Dos




















Me estoy acordando sin esfuerzo alguno de aquel cartel rosa de Miss Murcia con el que Miss Ketchup me esperaba en Atocha, y de las prisas con las que llegaste del trabajo para recibirme. Y de aquella primera cena/botellón/salida con todos y, cómo no, del primer beso esa misma noche. De nuestra primera Barriga Llena y del nacimiento del movimiento ninino con aquel jersey azul de rombos. De las tabletas de chocolate de Xocoa, que siempre me tenías que llevar cada vez que venía a Madrid. De la exposición de Barbie, colección en la que por aquel entonces me estaba iniciando. De las cenas en el cuarto y del sueño que nos entró viendo “Barbarella”. De mi primer latineo con las Pandoras y de la pregunta que me hiciste en La Sista y que siempre quise escuchar. De las botellas de agua OGO y las noches de cañas en el bar de abajo. De las partículas alérgicas de mayo y tú limpiándome los ojos frente al Templo de Debod, y de aquellas fotos en los jardines de Sabatini con camisas de cuadros a juego. De la borrachera y escándalo en el cumple de Mimi y de los bailes en el Maderfaker. Del finde con Star y los pitillos en el Ochoymedio. Del calor que pasamos en el Botánico y la peluca francesa de Goldenfrappe. De la música del Morocco y las botellas de vino bebidas en el suelo del salón. De los paseos por la calle de los museos y el encanto del ídem del Traje. De los cócteles en las camas del Ene y de las interminables tardes remando en el Retiro. De los vídeos del Liquid y los cosmos en Stromboli. Y de las caminatas desde casa hasta Gran Vía pasando por Goya y el Barrio de Salamanca en pleno verano. De las mega copas en el Bora Bora y el sadismo chic de Le Marquis, al que no pensamos volver. De los regalitos que nos hacíamos en cada viaje y de los boxers de cuadros azules del H&M que encontré ocultos en mi maleta al llegar a mi casa, y también de los peces de cartulina y las chocolatinas de Pascua que escondiste por todas partes. De los Plushood y los “sin pa”… De los chupitos baratos en El Gris y los colocones en el Nike. Del Palacio de Gaviria y los libros de historia. De la decepción que supuso Faunia y el dibujo que compraste a un artista ambulante de un gato enamorado en lo alto de un tejado. De las risas por las calles de Conde de Casal rememorando el cine español de Pajares, Esteso, Ozores y Lina Morgan. De las visitas al outlet de Celio, a la tienda de los sofás que ya no existe, del Wok Delight y “En busca del huevo perdido”. Del coche que alquilamos en Tenerife y de la visita guiada a Masca con la simpática conductora, de lo mucho que nos gustó Segovia, de la tristeza medieval de Sigüenza, del punto que pillamos en el 80’s Fever de Lo Pagán, de lo que ardían las calles de Toledo en pleno agosto, de los jardines de Aranjuez, de las cuestas de El Escorial, del karaoke en Alcalá de Henares, de los burricos de Chinchón y el gato que merodeaba por las mesas, de la infartante excursión a Karlovy Vary, lo que nos costó entender el transporte público de Alemania, el retorno a Nerudova, la última noche en Lisboa y el desencanto que te supuso Murcia. De cuando comimos en el egipcio, en el hindú de las pesadillas, el japonés de los platos danzantes, el tailandés de Frankfurt, el peruano, el colombiano, el mexicano, el chino, el murciano, el argentino, el jordano y el estadounidense. De las charlas en la terraza del Suite y el r&b de La Comedia. De las primaveras, veranos, otoños e inviernos en Madrid. Del tarot egipcio dorado que no era el que yo quería pero que me encantó igualmente, o del merchandising más reciente de “Pesadilla antes de Navidad” traído de Buenos Aires. De los gofres sorpresa en Callao, de las sardinas del gato con el cuenco de leche en tu cuarto, de las pelis de Vincent Price, la Hammer y Pam Grier. De los juegos de beber de Cris B., del perreo de La Mari a la hora de cortar pizzas. De cuando vamos a hacer la compra y nos metemos en la cocina para hacer la comida. Del calendario cucamono del 2008 y el incompleto del 2009. De los personajes inventados y el juego de crear monigotes. De la Cucanha Nameromough, la profecía de los 3.000 nininos y lo que ocurre al traspasar las fronteras de su país, el Ricolás, la hearty libreta, el gato despistado y el doommmm. De todo lo que ahora no es cuestión de mencionar para no convertir esto en un texto interminable. De no haberme arrepentido nunca de seguir escribiendo este blog porque, de haberlo hecho, no habría tenido la suerte de encontrarte. Y sobre todo, estoy recordando sin esfuerzo alguno que dos años a tu lado pasan tremendamente rápidos y casi sin darse cuenta. Me quiero quedar así de por vida.

20.4.09

Best sellers




















Hace algunos años estaba esperando a mi amigo Julk en el centro de la ciudad y, con sus habituales demoras, no tuve más remedio que entretenerme ojeando libros en El Corte Inglés. Yo había prometido acompañarle a comprar el regalo para su novio de aquel entonces porque él siempre se ha fiado de mi criterio (interesante saber el concepto que tiene la gente sobre mí, porque yo soy el primero que nunca sabe qué regalar al resto). El caso es que, mientras no llegaba, ya he dicho que estuve mirando las obras expuestas, dando con una que acababa de desembarcar en las tiendas y que aún tenía la tinta caliente. La trama me llamó tanto la atención que no me lo pensé dos veces y se la recomendé a mi amigo, que ni corto ni perezoso decidió que, efectivamente, ese era el regalo perfecto para su pareja. "El código Da Vinci" se llamaba.

Lo que pasó después es harto conocido: superventas, el autor se hace multimillonario, se hace una película, escribe la precuela o la secuela (ni lo sé ni me importa), se hace otra película de esta precuela/secuela... En definitiva, un best seller, uno de esos libros que pierden todo su encanto en cuanto llegan a estos límites que tan frecuentemente llamo borreguiles y/o borregueros (ergo: todo Dios haciendo lo mismo). Lo más probable es que cuando algo que me parece atractivo empieza a ser un éxito de masas, automáticamente pierde para mí todo el interés. No conozco las causas, motivos u orígenes. Es así y ya está.

Hace un par de meses saqué prestado el dvd de la película en la biblioteca de mi pueblo una vez que el temporal de la promoción codigodavinchera había amainado. Debéis saber que a mí Audrey Tautou me pierde y embelesa y tenía que darle una oportunidad a la cinta. La presencia de Tom Hanks se me hace siempre pelín molesta, aunque no tanto como la de Jean Reno, que no debe haberse dado cuenta que siempre le dan papeles de policía y que tras haber participado en esos engendros de los ríos color púrpura debería haberse recluído en casa y no volver a salir a la calle (en el código sale, cómo no, de poli). Todo esto unido al patético doblaje castellano afrancesado que le ponen a la Tautou me hizo pronunciar un "¡¡¡basta!!!" cuando ni siquiera habían transcurrido 20 minutos de película. ¿Vosotros creéis que voy a repetir la experiencia con "Ángeles y demonios" por mucho que salga ese hombre llamado Ewan Mcgregor? ¡Pero usted por quién me ha tomado!

¿Y qué es lo peor que ocurre en estos casos en los que algo tiene un éxito repentino y fastuoso? Y sobre todo peor para todos aquellos que como yo estamos hasta las narices de tener que aguantar el original y ahora, para colmo, la copia: que salen imitaciones hasta de debajo de las piedras. ¿¿¿U os tengo que recordar esa otra novela titulada "La ecuación Dante"??? De las otras es que ni quiero acordarme, pero vamos, que deben ser todas un prodigio delirante de imaginación y originalidad. En este campo también entrarían a formar parte los clones que, por ejemplo, tuvieron grupos musicales formados sólo por chicos o por chicas (y que a día de hoy parece que AL FIN se han cansado de imitar), o cuando a finales de los 90 y principios de esta década al cine español le dio por plagiar cochambrosa y vergonzosamente (como es habitual) las pelis estadounidenses de terror para adolescentes tipo "Scream" o "Sé lo que hicísteis el último verano". Si no me creéis no tenéis más que ver "El arte de morir" o "Tuno Negro", a cada cual más sonrojante. De todas maneras conozco a alguien que devora este tipo de literatura y de cine, así que no tengo más que fijarme en lo que compra para saber lo que no debo leer/ver yo. Así de fácil.

Volviendo a la literatura borreguera, resulta que estaba yo hace algunos viernes en Madrid, esperando a que Gunillo llegara de uno de sus relevos por Sudamérica, cuando salí al salón bien entrada la noche y cogí un libro que había dejado allí olvidado un amigo del otro compañero de piso. "La historiadora", de Elizabeth Kostova, es otro de esos best sellers que surgieron tras "El código Da Vinci" y que, con una trama distinta, se convirtió en el fenómeno literario del momento. Como no tenía nada mejor que hacer empecé a leerlo porque la historia parece que prometía. ¡Ja! Es cierto que en las primeras páginas, cuando aún no dicen la frase mágica, uno llega a inquietarse e incluso teme apagar la luz de la habitación para irse a dormir. A mí me pasó, pero hijos, en cuanto aparece las dichosas palabras mágicas (un personaje le dice a otro algo así como "¿Qué me dirías si te dijera que Drácula sigue vivo?") es cuando uno ya debería cerrar el libro y devolverlo a su estante porque da la impresión de que lo que tienes ante ti no va a ser nada serio. Y así es. A medida que transcurre la historia todo se va desinflando, volviéndose planísimo, una redacción tediosa que hay que leer en diagonal, una historia súper predecible y ridícula, con muchas descripciones innecesarias y mucho caos histórico y de personajes variados. Ahora, que como leí en Internet, lo peor llega con el final del libro, que te hace pensar en el valioso tiempo que has perdido con semejante bazofia. Así que señora Kostova, no me extraña que tardase usted 10 años en escribir "La historiadora", lo que no sé es cómo narices se la dejaron publicar. Y por lo visto, según leí hace poco, ya se han vendido los derechos del libro para hacer la (im)pertinente película. Por favor, ¡no más fenómenos literarios!

14.4.09

Diarios madrileños I

Lunes 6
Al fin en el tren tras muchos viajes de vuelta a mi ciudad natal para solucionar diversos asuntos. La tristeza está en el aire. Mi cuerpo y persona se acostumbran a estar en un sitio y luego les cuesta dejarlo, por lo que las lágrimas y la sensación de que tal vez esta sea la ocasión en la que ya me instale de manera definitiva me tienen bastante alterado y nervioso, no obstante, a quien me pregunta si me voy definitivamente le contesto que no me gusta usar esa palabra porque suena como a irse para siempre y no regresar nunca más, y yo prefiero pensar que voy a tener la opción de poder visitar a mi gente de toda la vida cada x fines de semana. Así que simplemente digo que me voy a Madrid y punto, como siempre he hecho. El trayecto en tren se me hace rápido, como de costumbre. No recuerdo viajes pesados, a excepción de uno en el que me tocó un señor orondo que no paraba de roncar. Desde entonces llevo en el bolso unos tapones para los oídos, por si las moscas. No soporto que la gente vaya hablando a viva voz y que mantengan los móviles con el volumen al máximo y atiendan llamadas sin usar las plataformas externas. ¡Tranquilidad por favor! Al final ni siquiera acabo echando mano del iPod ni de la DS, por lo que creo que no volveré a viajar con ellos. En su lugar empiezo a leer "Drácula", de Bram Stoker. Hace años me había leído la novelización de la hermosa película de Coppola y siempre había querido tener el original de Stoker. Los diarios de Jonathan Harker son, de momento, lo más interesante, no como los de Mina Murray, que se me hacen muy pesados y no tengo más remedio que leerlos en diagonal. El caso es que el tren se detiene en Aranjuez durante media hora y cuando reinicia la marcha comprendo el por qué: un señor se ha suicidado, siendo arrollado por el tren que viajaba en dirección contraria. Yo, que voy sentado junto a la ventana, me trago todo el dantesco espectáculo post suicidio: metros y metros de intestinos, tripas, riñones y demás vísceras esparcidas por la vía. Horrible. Al llegar a casa me encuentro con una de las sorpresas a modo de recibimiento que me tiene siempre preparadas mi churri, y por ser Pascua, me ha colocado monedas de chocolate por toda la casa para que yo las vaya buscando, y como guinda, un huevo de chocolate gigantesco con sorpresa en el interior, ¡ñam! Un paseo por el barrio, que sin duda es mi favorito, concluye con una cena rápida a base de patatas bravas y pinchos morunos en un bar del centro tras haber huído de la repentina lluvia.

moneda
La única que queda a estas alturas...

Martes 7

Gunillo tiene curso matinal impartido por su compañía aérea, por lo que decido pasear por esta calle en la que con tanto comercio apetecible a sólo dos o tres pasos acabas perdiendo la cabeza (todo un peligro para mí). Para colmo han abierto recientemente una tienda danesa de lo más estupenda en la que venden productos estilo Muji pero a precios mucho más asequibles y sin tanta tontería y estupidez. Me lo he comprado casi todo ya, incluyendo una taza para el desayuno porque la de tamaño extra grande que "tomé prestada" en el Starbucks meses atrás la dejé en Murcia. Y si cuando la pusieron a la venta me pareció horrible, ahora estoy encantado con la primera colección masculina de Blanco. Con la gracia de que la mayoría de prendas las tienen al 50% me he traído también media tienda, habiéndome solucionado ya la indumentaria que luciré si Dios quiere en la próxima comunión de unos primos míos. Una preocupación menos. Y cuando Gunillo llega a casa no nos apetece nada cocinar, por lo que nos vamos a comer al Wok Delight, donde además de sushi y demás comida asiática (que mira que ya está más vista que el tebeo), nos zampamos dos o tres platos de wok preparados ante nuestras narices. Decidimos, de repente, hacer una escapadita a alguna ciudad cercana, como Cuenca, Toledo, Segovia o Salamanca, pero es imposible encontrar hoteles con habitaciones libres. Semana Santa, ¡a quién se le ocurre! Para quitarme la pena decido que mi cena va a consistir en 2 hot-dogs, una lata de Fanta de limón y un cigarrillo. Mientras tanto, Gunillo duerme plácidamente ya que mañana madruga mogollón para ir al curso. Me entra la nostalgia y la llorera porque echo muchísimo de menos a mis padres...

taza
¡Ya dormirás cuando estés muerto!

Miércoles 8

Antes de venirme a Madrid, compré unas cosas en eBay y se me ocurrió que sería mejor que me llegaran aquí, evitando así mosqueos y enfados de mis padres al ver llegar tanta caja. Hoy recibo la primera y me hace mucha ilusión ver mi nombre unido a esta dirección postal. Gunillo vuelve a estar en el curso, y yo en las tiendas... Asalto otra vez la tienda danesa y las sucursales de Blanco de Fuencarral y Gran Vía, decidiendo sin duda que sus dependientas son las más simpáticas y agradables que he visto en mi vida. Un diez para ellas. Una vez de vuelta a nuestra zona dudo acerca de comprarme las Munich color fucsia que persigo desde hace dos veranos. Qué dilema más tonto. Al término de su curso (hoy es el último día), Gunillo llega a casa, pero yo tenía tanta hambre que no he podido evitar pasarme por el McDonald's y matar el gusanillo comprándome una rica hamburguesa de pollo y 4 McNuggets, festín por el que he pagado únicamente dos euros. Tras la riña pertinente en plan madre ("¡Ahora no vas a comer nada!"), me acabo tomando lo que preparamos a su llegada. Y esa siesta que nunca puede faltar tras habernos tragado un par de documentales de animales de La 2 (sí, nosotros los vemos). Por la tarde planeamos ir a patinar al Retiro, o ir al gimnasio del barrio, o incluso mirar unas cosas por Internet, pero como siempre, nuestros planes se quedan en agua de borrajas y Gunillo acaba yéndose a su cita con el dentista mientras yo me acerco a mirar la cartelera del cine más próximo por si cae la breva. Horas más tarde, y ante mi asombro, recibo el segundo paquete de eBay, y me extraña bastante ya que en Murcia el servicio de Correos sólo funciona por las mañanas. Pero yo encantado, oiga. Y mientras él plancha, yo comienzo a dibujar en mi nuevo libro procedente de la tienda danesa.

libro
Me horroriza la iconografía de El Principito, por lo tanto evitad pensad que me he inspirado en él.

Jueves 9

Hemos pasado el día en Chinchón, pueblo madrileño al que llevábamos mucho tiempo queriendo ir tras varios intentos fallidos, y nos ha gustado mucho. Particularmente soy ultra defensor y fanático de este tipo de pueblecitos tranquilos con arquitectura en plan mesón castellano similar en todas las casas, y si hay un castillo de por medio en lo alto de una colina mejor que mejor (en este caso también lo había). Lo que no sabíamos es que fuese a haber tantísimo turista, lo cual convierte el lugar en un ídem muy concurrido y animado. De todas maneras da un poco de tristeza ver tantas casas deshabitadas, cerradas a cal y canto, y llegamos a la conclusión de que la gente joven acaba yéndose a vivir a la ciudad. Entre otras cosas hemos comido unas alitas de pollo que más bien parecían alas de murciélago gigantes. Horrorosas. Le pedí al camarero que las pasara un poco más y al rato nos las volvió a traer igual de blancas. Nos dieron tanto asco que tras haber comido un poco, se las acabamos tirando a un gato que merodeaba las mesas de la terraza. De regreso a la ciudad, paseamos por el Retiro, accediendo por una puerta distinta que me permitió conocer zonas nuevas del inmenso parque. De ahí, al sempiterno y tranquilo Barrio de Salamanca, donde permanecimos charlando sentados en uno de sus bonitos e incómodos bancos de estilo art nouveau, y criticando las indumentarias de las señoras que pasaban ante nuestros ojos. Menudas... Hace un tiempo absolutamente primaveral...

chinchon

Viernes 10

... nada que ver con lo de hoy, que después de haber salido de paseo matutino aprovechando los rayos de sol, el cielo se ha vuelto gris en cuestión de segundos y se ha levantado un aire heladísimo que ha venido acompañado de una lluvia muy incómoda que te obligaba a tener los ojos entornados todo el rato. Eso, unido a que todas las calles están vacías, sin apenas coches, dan la sensación de ciudad fantasma que te deja un poco ploff. Antes del cambio climático, fotografío con entusiasmo la mítica fachada de Almagro 38, que nos topamos con ella sin comerlo ni beberlo. Para quien no lo sepa, esto se corresponde con la no menos mítica escena de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" en la que Carmen Maura está en una cabina telefónica y le cae encima la maleta de Antonio Banderas que Julieta Serrano le lanza desde el balcón de dicha dirección. Corriendo a toda prisa para guarecernos del terrible clima (y echando de menos gorros, abrigos y guantes... muy fuerte, tratándose de abril) hemos acabado sin saber por qué en una de las zonas que menos nos gustan de Madrid y que más desesperación y nerviosismo nos producen: La Castellana. Al final de la misma (si es que es posible divisar el fin de tan interminable avenida), y con un hambre atroz, descubrimos un restaurante italiano divino en el que entramos a comer y nos deleitamos con la decoración del interior. A la salida del mismo, que se llamaba La Nicoletta, y como el tiempo sigue aún peor, corremos a toda prisa a los cines que hay en Goya y vemos "La duquesa", que nos apetecía muchísimo y nos gustó otro tanto. Al final hasta me voy a reconciliar con Keira Knightley. La sala de cine está empapelada maravillosamente recreando el salón de una casa, pero en general es cutre debido a su tamaño. Tanto Barrio de Salamanca para ésto. Rematamos la faena con un plan más que apetecible: reunión/tertulia y picoteo/copichuelas en casa con la Reina Pandora y su novio, que sin duda son nuestra pareja predilecta de la capital del reino y con la que siempre se puede contar para todo. Estamos deseando que pase ya tanto festivo y que abran de nuevo los comercios y, por ende, que vuelva la vida a estas calles tan muertas.

almagro
Almagro 38


cine
Más que sala, salón de cine

Sábado 11

Mi cuerpo ya se ha adaptado una vez más a estar aquí y ya no siento la misma nostalgia que días atrás, o al menos no con tantísima tristeza y melancolía. Y una de las cosas que más me gustan de estar aquí es cuando salimos a hacer la compra al supermercado, viviendo en esta ocasión un suceso la mar de anecdótico y sorprendente que Gunillo explica muy bien en su blog. Hoy tiene vuelo a Perú, y como es por la noche tenemos aún toda la mañana y la tarde para hacer cosas, pero al final optamos por cocinar, ver la tele y echarnos una siesta reparadora. Y cuando se marcha, el silencio reina en la casa, pero yo tengo planes... Dos horas antes de la hora de las brujas ya estoy junto a Miss Ketchup y María del Mal camino del Respiro, un concurrido bar de tapas de los de toda la vida situado en Chueca, donde tomamos cervezas y sus correspondientes tapas (gratuitas) hasta bien entrada la madrugada. Hace un frío que pela, y eso, unido a la indecisión a la hora de decidir dónde ir después, hace que nos recojamos antes de tiempo, lo cual me viene de perlas ya que al día siguiente tengo un compromiso y no puedo llegar a horas intempestivas, y como no tengo especialmente sueño sigo leyendo "Drácula", que ya voy por los diarios del Dr. Seward y su paciente más inquietante, el Sr. Renfield, que no sé si sabréis que en la peli de Coppola lo interpretó Tom Waits, ese cantautor que no me gusta nada de nada y al que Scarlett Johansson hizo un disco homenaje versionando sus canciones. Qué miedo.

dracula
Domingo 12

Todo el día en el fabuloso y luminoso ático de mi amiga Li y su novio, donde comemos, bebemos, hablamos y nos reímos durante el aperitivo, la comida, la merienda y la cena. He enviado mi currículum a una empresa que me aconsejó la Reina Pandora el viernes y, de paso, le enseñé a Li las últimas novedades en Barbies, que también la vuelven loca. Hemos visto nuestra película fetiche, "Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí", que no la veíamos juntos desde nuestros tiempos en Granada a finales de los años 90, y he descubierto que hacer el pedido a Telepizza a través de su página web conlleva a recibirlas antes de tiempo y a obtener un 30% de descuento. Hay que poner Internet en esta casa YA. La conclusión de esta Semana Santa es que no hemos visto ni una sola procesión y que yo me he perdido las de mi ciudad, que considero que son las más bonitas de España, con esas esculturas tan sublimes de Salzillo. Pero nada, a ojos del mundo entero, por alguna razón que aún no comprendo, sólo parecen existir las de Sevilla...

lucas
"Yo podía haber sido una estrella del voleyball"

Lunes 13

21º cumpleaños de mi sobrina, a la que llamé para felicitarla. Le han regalado una Sony Cyber-Shot igual que la mía pero de color rosa y malva, y yo creo que le voy a regalar (entre otras cosas) una sartén que venden aquí enfrente que hace los huevos fritos con forma de corazón. Me dijo mi madre que a mi sobrino ya le había llegado la camiseta de Slayer que le pedí a través de la web oficial, y que mis dos paquetes pendientes de eBay siguen sin llegar. Me va a tocar volver a reclamar. Estuve solo todo el día porque Gunillo no llegaba hasta bien entrada la madrugada, por lo que para evitar salir a la calle y arruinarme en las tiendas decidí limpiar el salón (incluyendo cristales por dentro y por fuera, que no sé cómo no me he caído a la calle desde este 2º piso). Comí michirones en honor a mi tierra. Cuando lo vi en el Mercadona no me pude resistir a comprar la lata de Lozano, empresa también típicamente murciana. ¡Que no se diga! Ahora, que como las caseras ningunas. El impresentable de Peter olvidó que habíamos quedado por la tarde/noche y yo, ni corto ni perezoso, me fui de excursión al Vips que tenemos en nuestra calle y que descubrí de pasada el otro día después de casi 2 años. No soy nada fan de la cadena Vips, pero en su apartado de libros de diseño, fotografía, viajes y demás joyas tipo Taschen tienen siempre muy buenos descuentos, y ahí es donde he pasado más de 1 hora. He acabado comprando un magnífico libro de cocina para inexpertos editado por el Canal Cocina, porque sí, queridos lectores, debéis saber que Marsónico no llega más allá de freír un huevo, y junto con la plancha y la colada son las tres asignaturas que espero aprobar en breve aquí. El sábado ya hice mis pinitos con la plancha y dejé en muy buenas condiciones mi camiseta de Iron Maiden comprada en Pull&Bear hace dos temporadas o más. Me encantan las camisetas de grupos rockeros o heavies de los que no soy nada fan. Es una de mis excentricidades. Había pensado ir a ver "Los abrazos rotos" pero el pase había empezado hacía un rato, por lo que me volví a casa y me puse a ver uno de mis programas favoritos, Madrileños x el Mundo (con x), emitido por Telemadrid, que hoy estaba dedicado a Namibia y Ciudad del Cabo. África es un continente que me atrae muchísimo, debéis saberlo también. Al cambiar de canal momentos más tarde, el programa de TVE1 que imita descaradamente al de Telemadrid está dedicado a Cabo Verde... ¡qué originales! Lo que sí es común en ambos programas y en todos los destinos es que todo el mundo es gente de pasta, con un sueldo flipante y unas casas de más de 1.000 metros cuadrados. Son todos unos pijos, así que no me vengan con historias. Por otra parte, es curioso que todo el mundo esté hablando sapos y culebras del último film de Almodóvar. Por lo visto se está quedando sin recursos y ya únicamente sabe recurrir a guiños cinéfilos o tramas enrevesadas, por lo que no estoy seguro de si acabaré pagando por verla. Ya veremos.

michirones

2.4.09

Sólo en la capital















Beep beep... sms recibido... ¿leer ahora?

Él: "Jerselón gris, torera cuero negro, pitillos azules y manoletinas de leopardo. Y moño. Me ha preguntado si la silla estaba libre. Codo con codo tomando cañas"

Yo: "Por favor, quién es esa???!!!"

Él: "Pues bien sonriente y educada es! Una de tus musas: LAURA PONTE!"


Este par de sms fueron necesarios para que la envidia me corriera por el cuerpo. Gunillo, en plena incursión de cañas + terrazas por el barrio de Salamanca, se topó en la mesa de al lado con (a mi modesto parecer) la mejor o, mejor dicho, única modelo en condiciones de este país. Ya sé que a nadie le gusta esta chica por su forma de vestir o peinarse, pero considero que tiene un estilo muy personal y fascinante y me gusta que haga lo que le dé la gana a pesar de las críticas. Este encontronazo me recordó a uno similar que viví hace unos meses en la sala Morocco, tomando cubatas codo con codo con Mario Vaquerizo...

Y es que Madrid es la mar de divertido e imprevisible, y os diré por qué. Tú estás en la Fnac de Callao y de repente te das la vuelta y ves a David Delfín comprando cd's en la misma sección que tú, o a Luis Piedrahita mirando vinilos con su novia. O vas al teatro a ver una obra de Terele Pávez y entre el público te encuentras a Juanjo Puigcorbé, Rosa Villacastín y a Francine Gálvez diciéndole a Massiel que se corte un poco la melena porque parece la Pantoja.

Entras al Café Comercial al mismo tiempo que Lolita sale por la puerta y te tomas unos Cosmos en el ENE de La Latina junto a la mitad del reparto de "La que se avecina". Ah, y ves a parte del equipo de "Los hombres de Paco" filmando un episodio un par de números más abajo del edificio de Gunillo, con Pepón Nieto saliendo del Metro delante de nosotros. Metro que, todo sea dicho, a veces compartes con Liberto Rabal o unos físicamente deplorables Javier Álvarez y Fabio Macnamara. O cruzar la plaza de Chueca justo cuando La Veneno está hablando por el móvil sentada en la mesa de la esquina. También vas al Colby a pedirte una pizza Fallon y bebes un cappuccino bajo el mismo techo que Cañizares, no sin antes tropezarte con Marta Sánchez y Marisa Jara cerca del Mercado de Fuencarral. ¿Y qué me decís de cruzarse con el insoportable Jorge Javier Vázquez en dicho barrio? Dónde si no...

Vas a ver unos divertidísimos e irreverentes monólogos de Antonia San Juan y Lucía Etxebarria se sienta justo detrás de ti. O paseando por Recoletos divisas a Pedro Ruiz sentado en una terraza con actitud de "miradme, soy famoso". Y justo tras haber estado de compras por la calle Pez, te cruzas con la guapa Elena Anaya y su novia, que se te queda mirando de arriba abajo con gesto de aprobación, porque ese día vas monísimo.

El sábado cenas en un argentino, el domingo comes en un extremeño y por la noche visitas un árabe. Y el lunes, para variar un poco más, acudes a un peruano, tras haber decidido que el egipcio, el americano, el japonés, el asturiano, el jordano, el chino, el mediterráneo, el turco, el indio, el italiano, el vietnamita y el colombiano ya lo has probado. Y casi dos años después sigues sin recorrerte entero El Retiro, y te compras unos patines en línea para conseguir tal empresa.

Te encanta el original y grandilocuente jardín vertical del Caixa Fórum, y subes las siete plantas del Círculo de Bellas Artes mientras recuerdas la escena de "Kika" filmada en la cafetería del mismo. En un mismo día puedes ver obras de Mucha, Velázquez, Jean Pierre Lorand e Igor Mitoraj y cuentas con el mejor y más fidedigno restaurante mexicano de toda España: Barriga Llena. Y así diez mil cosas más.

¡Señor maquinista, pare usted el tren que me bajo en Atocha dentro de cuatro días!